Volviendo de un recital de poesía en el que se recitó a Hierro, fui testigo.

Volviendo significa volver de alguna parte, pero eso no siempre es cierto. No siempre se vuelve, no siempre de alguna parte.

There is a women in my lap, pero no me siento viejo, o no todo lo que debería, o no todo lo que tiene que ser. No siempre se vuelve, no de alguna parte.

Las cervezas se iban agotando mientras tanto, suficiente para hacer un alegato.

O algo.

El alcohol no es nada, nada es nada, todo es nada, people are crazy and times are extrange.

Abrí la puerta del coche como si me fuera la misma vida. Y en función del guardia civil o de la cosa que estuviera en medio así era (exagero, ¿quién no?, tonto dramatismo tonto).

No siempre se vuelve de alguna parte, eso es un hecho.

Nah, eso es mentira. Siempre vienes de alguna parte. Eso es un hecho.

Pero de donde vienes es sobradamente conocido. Lo demás es lo que pasa.

Se recitó a Hierro, eso lo sé seguro.

Y después de eso todo parece liviano, inseguro, inestable.

Como si me piden que camine de aquí allí sin condiciones seguras, de seguro, ten por seguro que no llegamos a ninguna parte. De seguro para el seguro.

Todo lo demás es confuso.

Al menos para mí.

I hurt easy, I just don’t show it
You can hurt someone and not even know it
The next sixty seconds could be like an eternity

Y seguro que lo será, que lo es, que podría haberlo sido, que tengo y tenemos que contar con ello.

Después nada.
Lo de siempre.
Lo eterno, convertido en lo cotidiano.
Lo cotidiano, sublimado en lo eterno.

Things have changed lo justito. En lo demás todo igual.

Después en la bañera y por gracia de spotify uno comprende que hay gente que hace ondas en el vacío y hay gente que se deja el alma. Uno siempre está del lado que quiere, sin duda. Pese a todo el sin ganas lo clava, el otro hace algo que no consigo identificar del todo, no por ese orden.

Miguel. Un poco de todo. Un mucho de nadas. Al descubierto. Te aseguro que no he estado de más, que no he perdido el tiempo…