Haciendo revisión en la categoría canciones veo que hay publicadas 17 (subidas al servidor hay bastantes más), pero eso es lo de menos. El caso es que ya no sé cómo se tocaban, ni de lejos, más de la mitad. En algunas incluso no recuerdo haber escrito la letra.
Es verdad. Una vez grabadas y subidas no las vuelvo a tocar. Y, de cajón, con el tiempo se olvidan. Supongo que será cuestión de entenderlas como lo que son, canciones cleenex, me limpio las neuronas y las tiro en la primera papelera disponible gracias al mobiliario urbano del ayuntamiento.
Hoy, al volver a casa con la bici, he visto a un anciano sentado en un banco, que me miraba con una sonrisa mientras yo jadeaba como una hiena asmática al subir la cuesta de casa. ¿Por qué se reiría? Bueno, supongo que el anticuario en bici es un espectáculo grotesco (eso, más o menos, me comentó esther el otro día, la muy… muy). Se ven muchas cosas montado en la bici. A veces no se ve nada. Los sentidos suelen despertar, por mera supervivencia, o despiertan o terminas fagocitado por un coche. Es curioso cómo, de repente, soy consciente de incluso el más mínimo detalle. Cuidado: niño. Cuidado: mensajero. Cuidado: perro. Cuidado: la poli, y no llevas casco ni chaleco.
Es curioso cómo todo se puede resumir en no hacerle ni puto caso a la cabeza y meterse en berenjenales constantemente, para que los demonios se aplaquen. Bah, pero luego llama el casero y te dice que tiene que subirte el alquiler, por eso de que ya es un año más. Vuelta al ruedo, en una espiral sangrienta de sueños y recuerdos. Pero luego te pones a componer (ya lo dije, ni puto caso a la cabeza), y haces. Hacer. Luego grabas. Luego intentas arreglar el sonido, luego lo subes al servidor y copias la letra, luego escuchas el resultado. Luego te vas a la ducha, el lugar del agua fría para calmar el calor. Luego coges un bus. Luego estás en el curro. Luego te dan las diez y es jueves. Como es jueves, el lío está montado. Y sales, conoces gente. Algun@s incluso te interesan. Luego estás derrotado y te duermes.
Y así ha pasado un día lleno de cosas. Y ni un ápice de cosas de tumba.