Bah, me he puesto a componer, pero nada. No siempre hay suerte. Me he puesto a continuar con la novela. Pero nada. Lo normal. Sic, yo qué sé. Me he puesto a cocinar, pero se me ha jodido la cocina. Bah, no tengo hambre.
He abierto una cerveza. Estaba fría. Yo venía de tomarme un litro y medio de agua. La diferencia es evidente. Todo estaba calmado en alguna parte que yo envidio, porque mi cabeza está a punto de explotar.
Tantas cosas atrapadas, que no salen…
Recuerdo cosas de este fin de semana que quiero contar, pero no sé cómo hacerlo. Quizá una bitácora es demasiado pública, yo qué sé. Total, no tengo ganas de escribir. Bueno, no demasiadas. Bueno, yo qué sé. El caso es que es de noche, tengo una cerveciña, no me sale nada con la guitarra, ni con las letras, ni con los pucheros, ni con la cabeza.
Hay noches así, no es cuestión de darle más vueltas.