Hay algo que me gusta más que estar semi-borracho con la guitarra cantando canciones de amor con mis pantalones de pirata sin calcetines con un ron con un cigarro sentado en la silla de componer con el bolígrafo de componer y las ganas de componer mientras las canciones salen una detrás de otra y no hay agujeros negros en mi conciencia
y es
estar semi-borracho con la guitarra cantando canciones de amor con mis pantalones de pirata sin calcetines con un ron con un cigarro sentado en la silla de componer con el bolígrafo de componer y las ganas de componer mientras las canciones salen una detrás de otra y no hay agujeros negros en mi conciencia
y las ventanas abiertas y entra la noche con SABOR A VERANO y entonces nada es preocupante y me encanta el verano porque el aire de la noche sabe a ron-miel y todo funciona, todo arde, todo funciona definitivamente.
Y estoy descalzo y no hace frío, y noto en mis pies la brisa cálida y fresca, y las plantas que pueblan la casa están recién regadas y huelen bien, a cesped recién cortado, y he encendido una barrita de incienso clavándola tiérnamente en la tierra húmeda, y todo parece ser mucho mejor de lo que otras veces parece ser y pienso que todo está bien, y sigo componiendo porque no hay otra cosa que quiera hacer, más que quizá meter a doscientas personas en mi casa y hacer una fiesta empapadita de vida y de vida y de vida y hacer una fiesta conmemorativa de la primavera.
Este fin de semana volverá la poli a este bajo. Y esta vez para quedarse.