Fotos cortesía de el clip doblado

El viernes… compramos comida, hicimos la cena, tomamos cervezas y nos fuimos a la mina. Un tipo me morrea varias veces. Yo me dejo porque estoy borracho y porque, realmente, me suda la polla todo. Después no sé qué más, porque me chuzo.

El sábado me levanto, abro un litro, enciendo un cigarro, toso, escupo, y parte de lo demás está escrito. Decido que, ya que la depresión es inevitable, pues a ello, que ya estoy tardando. Compro tabaco y cerveza y me enclaustro. Vienen a verme Oscar y Diana (from Neila with love). Me caen bien. Me caen muy bien. Quiero tener una buena conversación con Oscar, bajarle los escudos a ostias, si hace falta.

Viene alguien, no sé si fue ortondo, creo que fue dEMASIÉ, pero no lo recuerdo bien, ya estaba bien borracho. Se van Oscar y Diana, no sé exactamente cuándo. Se va el otro. Creo que viene Rosa, el clip y dEMASIÉ otra vez, recuerdo entre tinieblas que me fui a por más cerveza… y me llevan (había sido idea mía, válgame el cielo) a ver un concierto de doctor grillo. Borracho tiemblo. Me pegan en medio del pecho. Qué dolor, joder.

Pero no están bien. El ambiente es deprimente, hay muy poca gente, el escenario es cutre, prueban los micrófonos (si, sí, sí, no, no), bromean, pero nerviosos. Las canciones nuevas son, lamentablemente, más de lo mismo, Paco tapando las quintas y Raúl arpegiando vertiginosamente. Confundo unas canciones con otras. Las antiguas siguen siendo enormes, cefa, no sabes cuánto te he querido… todas ellas tienen cara, piernas, brazos, aliento propio.

Las antiguas las canto tan alto que, cuando abro los ojos, el garito me está mirando, medio divertido medio intrigado. Paco Bello también mira. Vaya, me he pasado.

Joder, yo no tengo amplificación, ¿cómo iba a pensar que…?

En cualquier caso estoy severamente perjudicado, y además lo complico tomando más cerveza en el garito. Luego volvimos, creo que fuimos a otro sitio… Creo que quedamos con Nano y con Rebeca. Sí, quedamos allí con ellos. Hablamos. Voy recordando, estuvo muy bien, nos reímos mucho con mi recién adquirida homosexualidad, con Rebeca busco un hombre para mí, pero no hay ninguno que me convenza…

…me gustan con tetas, caderas y una risa fresca.

…¿dónde estoy? En el sofá, son las once de la mañana del domingo, llaman al telefonillo… es Zentuario. Necesito una secretaria, lo juro, jamás recuerdo mis citas. Quedé con el el martes, o el miércoles, ¿quién sabe? Le hago la nueva web, es más fácil porque es en movable. Siete horas de curro (bueno, un par de ellas las pasamos tocando…)

La casa está hecha una mierda, da asco. El carrito de un mendigo…

Me voy a ver a mis padres. A duras penas puedo vivir. He estado tomando cerveza con Zentuario, pero no más que un par de litros.

En casa de mis padres me entero que el vecino de la puerta de enfrente (el de toda la vida) estaba colocando un canalón, se resbaló y se ha matado.

Joder, Flores, joder. Ten un tranquilo viaje.

Luego me llama Nano. Quiere componer una canción. Hay cerveza, llego a casa y apesta.

Recojo el salón, me ducho, enciendo doscientas velas pequeñas en doscientos botes. Preparo una melodía clásica de cantautor, sólida, bonita, razonablemente sencilla.

Llega Nano. Me cuenta. Yo le interrogo.

Le digo: no vamos a hacer una canción. Vamos a hacer una historia, y después haremos una canción de esa historia. Quiero todos los detalles, quiero que me metas dentro de tu cabeza.

Seis litros de cerveza y cuatro horas necesitamos para hacer justo todo eso.

A las tres de la mañana empezamos a grabarla, no terminamos hasta las seis.

(Vecinos, os quiero)

La escuchamos tomando vino manzanilla.

Se va a las seis y algo.

Me tumbó en el sofá y desaparezco.

Me levanto hoy a la una y cuarto. Me ducho, me voy corriendo al trabajo.

No es la primera vez que lo digo. Necesito la entresemana para no acabar reventado como un caballo.

Agradecimientos:
A todos los que están aquí conmigo. Os quiero a todos. A los que no quiero, no les tolero. No hacen falta más pistas.
A Lorelay, por darme el dolor suficiente para la autodestrucción vital, que en su extremo es justo lo mismo que el disfrute pleno vital.
A mi higado, por su aguante.
A mis vecinos, exactamente por lo mismo.