No comprendo bien las cosas, es complicado.
Tomas la decisión de no salir demasiado. Terminas a las cinco de la mañana, perdido, borracho, con gente que no has conocido nunca.
Y, por supuesto, ahora tampoco.
Demasiado perjudicado.
Llegas al curro y tomas un café, fumas un cigarro.
Un tipo saca una maletita. Dentro, dos periódicos perfectamente doblados. Saca uno de ellos, lo deja a la derecha. Saca un táper, lo coloca a la izquierda. Saca un paquetito con una servilleta, perfectamente doblada para no desentonar, y cubiertos inmaculados.
Mete el táper en el microondas, lo retira, lo coloca a la izquierda. Coge el periódico, lo desdobla. Saca un paquete de fortuna del bolsillo, coge un cigarro, lo enciende. Deja el paquete de tabaco a la izquierda, delante del táper, equilibrado y en línea. Saca un zippo, enciende el cigarro, coloca el mechero sobre el tabaco, perfectamente centrado. Apoya la mano derecha en la frente mientras lee el periódico. Con la izquierda fuma.
Cuando considera que la comida está templada dobla el periódico y lo guarda en la maletita, con cuidado.
Coge el cubierto y empieza a comer.
Yo llevo casi diez minutos mirando. Alucinado. Me alegraría tener tal calibre de orientación precisa en lo que hago. Al menos de vez en cuando. Al menos hoy. Al menos ahora mismo.