La una y media, no ha llamado.
Me quedé dormido viendo la peli y Ortondo se ha marchado.
No sé qué es lo que quiero. No sé si quiero salir.
No sé.
Pocas veces he estado más triste.
Muy pocas.
Llegó el fin del cumpleaños, el primero sin ella tras nueve años.
Y ni siquiera ha llamado para que pueda colgarla a gusto, en un gesto de suficiencia liberador.
Seguramente salga, me chuce más, siempre hay un más.
Pocas veces más triste, más solo, más añorante.
Pocas veces.
Pocas veces más idiota, más subnormal, más imbécil.
Pocas veces.
No me gusta nada esto. No me gusta para nada.