La cultura no tiene precio, eso es indiscutible. Pero no porque carezca de él, sino porque su valor es incalculable.
Que los artistas también comen es un hecho, por otra parte.
Y entiendo que no hay cultura sin artistas.
Pero también me niego a que el nivel económico que tiene un individuo determine su acceso a la cultura. Me niego a que la cultura sirva al que más tiene, perpetuando las diferencias sociales.
El acceso a la cultura debe ser libre y gratuito, en el formato que sea, del modo que sea. La cultura es lo que nos hace humanos, y negárnosla por el motivo que sea nos quita todo rastro de humanidad.
Así que resolvamos la ecuación de la remuneración de los artistas, pero no convirtamos la cultura en un símbolo de élite. No rompamos lo que internet lleva años consiguiendo, la democratización del acceso a la cultura. Es una ecuación complicada y hay un modo fácil de salir, que es levantando la barrera del dinero, pero es la que menos beneficios nos va a reportar como especie.