Carol.
Una vez perdido el control, ¿quién se sorprende ya de nada? Desde que me levanté esta mañana me rondaba la idea de pedir una semana de vacaciones. ¿Me molesta el trabajo? Hacía café y pensaba en lo agradable que sería tener una semana entera para leer, para componer a marchas forzadas, para escribir, para hacerme un hueco en alguna parte.
Y no es estar mal, no confundo, no estoy en absoluto mal. Hasta ahora tenía una razón para todo, eso es lo que sucede. Absolutamente obsesionado con mi niña todo era tiempo que pasaba para algo (para bien o para mal, pero para algo). Una vez dado carpetazo al asunto sentí una falta de presión homeostática en los ciclos vitales. Un agente externo ha dejado paso a un sistema cerrado (en sentido figurado, por supuesto), lo que me lleva a una circunvalación excéntrica sobre un punto de origen y formación indeterminada. Ese punto debe ser ahora tortura (hasta cierto somero rasante) y, sobre todo, curiosidad.
Es decir, no estoy mal, sin embargo sí que estoy más perdido que Newton en un sistema caótico. Supongo que deux ex machina le produciría nostalgia, por lo clarito (aunque hilarante) que estaba todo.
Una vez perdido el control, ¿quién se sorprende ya de nada? Llamé al trabajo y me dieron la semana de vacaciones. Toqué un par de canciones, nada serio. Tengo ganas de acabar «Los estados carenciales» en un rato. Estoy absolutamente enganchado a ese libro. No sé qué crítica voy a hacer de algo que me desborda por tantos y tan insospechados puntos. No se si odio a Vallvey o la amo.
Quedan dos minutos para que empiece oficialmente mis vacaciones. ¿Qué voy a hacer? Leer, tumbarme a leer, componer, escribir, no preguntarme nada, no forzarme nada. Ir leyendo, ir escribiendo, ir componiendo, para ver si en tanto tiempo invertido únicamente en mí mismo (sin disfraces, el curro es un disfraz, allí vas y sabes lo que tienes que hacer, todo está claro, todo tiene su orden, tienes un lugar allí, es tanto una cuna como un lugar en el mundo como un tiempo en el que las preguntas acerca de uno mismo pierden su sentido propio para ganar otros), tiempo invertido únicamente en soportarme, en estar conmigo, tiempo que, tarde o temprano (lo sé) conjugará de algún modo los elementos dispersos que ahora tengo. Formarán un equilibrio, ya no precario (eso me gusta pensar), tiempo, tiempo, tiempo… Soy un collage de recuerdos, de vivencias, de conceptos, de constructos mentales, de discordancias cognitivas, de frustraciones, de fruslerías, de chucherías gnoseológicas, de fracasos estrepitosos, de grandes victorias sobre lo otro, de pequeñas y pacatas mentiras que lubrican las articulaciones, de tiempo articulado en mi conciencia.
Pero claro, una vez perdido el control, ¿quién se sorprende ya de nada?
Joder, lo tuyo es una enfermedad crónica que se te presenta en casa sin avisar y no tiene cura. Aunque suupongo que eso de que no tiene cura ya lo sabes tu de sobra, asi que no te quemes y disfruta de tu jodida semana de vacaciones sin hacerle mucho caso. Ya sabes que existe, ya sabes que está ahí y que seguirá estando ahí. Preocupate sólo de que pase desapercibida el mayor número de horas posibles, vale cabronazo?
Nos vemos.