Me gusta como coge los cigarros. Cómo aplasta las últimas migas de comida contra el tenedor para que se queden pegadas a él, en vez de rebañarlas.
Siempre se deja los cafés a medias. Eso es algo hermoso.
Ella me dice que soy el único que se fija en eso.
No me extraña, son cosas pequeñas.
Me gustan sus ojos tristes cuando se despide.
Están llenos de ella. Llenitos.
A lo mejor entendéis entonces por qué me destroza.
Seguramente.