Bueno, se acaba el domingo (por huevos). Son las dos de la mañana y tengo que madrugar, pero no puedo conciliar el sueño (vaya frase más absurda). Es el momento, quizá, para la revisión, pararse y reflexionar. Pero eso es de imbéciles, así que ni se me pasa por la neurona capitana.
Al final fui a casa de mis padres. Allí vi una película con mi padre (ahhh, esa cercanía con él que va a acabar conmigo, tengo tantas cosas que decirle… pero, según la educación recibida… ¿cómo se le dice a un padre que le quieres, que le admiras?). Después me llamó cisneros, quedamos con Maite e Inma para tomar un café en mi casa. Vinieron.
Me costó pero al fin canté las viejas canciones (Un brindis por ti, Lore-Alaintz, aunque te llames así porque no quisieron bautizarte Lorelay, porque Lore-Alaintz era un nombre vasco que se parecía a Lorelay, el no permitido). Con el ampli y la guitarra cantando «El hacha de guerra» y, sobre todo, «Cada amanecer» (te odio, cisneros, por hacerme cantar esa canción, precisamente esa canción).
En resumidas cuentas, cerveza y compañía muy agradable, qué más se puede pedir. Pues aún hay más. Llaman al telefonillo y es Koldo (cuánto tiempo, cabrón), entra, cerveza y canciones sobre el ampli del bucanero (¿cuánto durará?, y, cuando se lo lleve, ¿qué voy a hacer sin guitarra?), vuelve a sonar y es cárol, juer, esto es una fiesta en toda regla y así sigue, pasándolo bien. Inma, Maite, Cisneros, Koldo, Carol y yo. Y el hacha de guerra, y piedras, y en clave de sol, y vete al baño, María, y una mierda para ti, y todas las canciones que llevan tu nombre (Lore-Alaintz, porque un cura no quiso llamarte Lorelay) escrito bien dentro. Y cada amanecer (no era el momento, definitivamente no lo era).
Y nos lo pasamos de puta madre. Revisad los últimos post, el fin de semana ha sido la ostia. Pero.
Pero.
Me he dedicado a ampliar la red de bitacoreros, ahora también están dentro demasie y cisneros (lo siento, pero la de dany es la mejor, acabamos de rematarla hace un segundo nada más).
Y eso que me guardo muchas cosas en el tintero. Lo que sentí cuando estuve con Goyo el sábado. Lo de volver a ver a Abe. Muchas cosas me guardo que ya saldrán.
Lo prometo.