Que yo me acuerdo entodavía cuando te besaba,
y al cabo vuelvo a tiritar.
Que no, que ha sido un momentito sólo de pasada,
que aquí no pasa nada…
Virtus socrática de meter los pies en un vaso para hacer mosto o nuez moscada. Rizas el rizo para hacer un tirabuzón bonito y no te sale, porque has visto uno de los atardeceres más bonitos de tu vida (excepto aquél en la playa nudista de las monjas, lele contra el viento en bolas subida en unas rocas y el viento en contra de ella) y ha sido desde la ventana de tu sumidero-celda laboral (más tarde adjunto foto). Recuperas el control y haces un informe. Lo dejas y te fumas un cigarro. Lo dejas y meas. Tienes la sensación de recuperarte un poco e introduces el índice en el agujero izquierdo de tu nariz hasta tocar algo duro. Rascas con la uña, arrancas la lapa verde y te la llevas fuera, donde se seca al contacto con el aire y se desconcha de tu piel con un levísimo plof sobre la mesa. Disimuladamente pasas la mano y lo dejas caer al suelo. Desde allí te mira. Te recrimina. Alguien viene y pregunta ¿un café? y tú te alejas de la escena deambulando entre clips y folios inutilizables.