Caminos en el aire.
Te empeñabas en dibujar caminos en el aire.
Yo te esperaba abajo,
en la tranquilidad de nuestras sábanas,
de nuestros sábados,
observando tu mirada desenfocada
y la forma en la que te protegías con las manos.
Tarde o temprano
regresarías.
Yo tenía café con leche, una rosa y un abrazo preparados.