Y me fui y
quede dormido en
un banco donde desperté
en un perfecto punto
de congelación
y volví a la calefacción de mi casa
pero tú estabas aún
allí y
un poco cabreada
intentaste entenderme una vez más.
Yo me escondí en el baño y
me quedé dormido y ni aún así
desapareciste
porque eres un sueño que
necesito
aunque entienda que no existes.
No me queda más remedio que huirte.
No puedo volverme rematadamente loco.
Porque quizá tú estés en otra parte.
Pero desde luego no aquí.