Perdido,
hasta el culo de cerveza
rodando por la acera mecido
en tus solemnes palabras quedas.
Borracho lindando el infinito,
aplastado por la marea del
encabronamiento y el
descontento pertinaz.
Riendo al dar tumbos rejuvenecido
en la catarsis de la fiesta del
olvido.
Golpeándome con los coches,
con la gente,
despampanante entre extraños
que se extrañan perfectamente acostumbrados
y llorando a medias
entre carcajadas nerviosas,
mecido en tus palabras lentas
y borracho de ellas y
de todo,
la epoje de la cerveza
tiene alas y tiene recuerdos y
no piensa o no quiere,
tomando de lo que no tomo
me desgasto, tomando de lo que no queda
me perpetro y
siento
(no sé si aún sabemos lo que es eso).
No sé si queda otra forma
aprisionado entre los cierres
metálicos de los establecimientos
que van cerrando.