(Esto me lo conozco. Es tarde. He dado la vuelta a todos los canales un par de veces. He leído unas doscientas páginas de algo y he resumido las desideas principales con cierta incoherencia. He hecho fotos, algunas, pero sólo por hacer algo. Sé lo que viene
las tres
las cuatro
las seis
y yo aquí, despierto como un búho. Mañana me caeré de sueño. Bueno, no es del todo grave. Es siempre así).
Las fotografías cuentan cosas que desoigo. No me gusta que sepan más que yo de lo que sucede, que tengan una idea tan global siendo tan particulares. No me gusta lo que se ve en ellas, pase lo que pase. Cosas así suceden y la noche es buena compañía. Es menos deprimente. Por la noche se ha acabado todo, no hay posibilidades de hacer nada. Vegetar sin culpabilidad. Por las noches escribo (a veces) de cosas que me pasan por las neuronas, pequeñas obsesiones, verdades diminutas, emociones brutales envueltas en una tenue indiferencia. Busco esa indiferencia. Está por todas partes, pero no dentro. Esto me lo conozco. Es la noche.
(¿Yo estoy ahí, soy ese brillo? Cristales).