Y es curioso, porque mientras estoy aquí, subiendo comentarios de libros y citas, no puedo dejar de pensar en Lorelay. Es posible que ya haga tres meses, pero no siento lo que siento con menor intensidad. No tengo ni idea de nada, ese es el problema. Toda la puta vida dando lecciones sobre la naturaleza de las cosas y ahora ni siquiera puedo luchar contra un sentimiento tonto y contraproducente (que, por supuesto, yo veo enorme y precioso, aunque manche).
Joder, estoy enamorado. Yo. Madre mía. No le saco jugo a nada. Yo. Madre mía. Estoy perdido recordando, lleno de recuerdos (los buenos y los malos, ojo) y sigo ilusionando (aunque intente no hacerlo) y todo sigue igual, y si ahora mismo la viera… buah, es preciso no sobrepasar ciertos límites, ni siquiera en la imaginación.