Claro, conocía dos formas evidentes. La primera era pasar la noche lloriqueando. La segunda era emborracharme hasta morir y morir en la juerga hasta el mediodía de hoy.
Pero había una tercera, la indolora, que consistió en estar en el Baibén con mi hermana y Solano, tomando algunas copas (joder, os debo unas cuantas a los dos), saludar y no meterme en historias tontas. Y eso hice, algunas copas y a las cuatro en casita durmiendo.
Me lo pasé bien. No fue algo excepcional, pero sí fue lo necesario para poder dormir y hoy no estar destrozado del todo. Aún así la resaca es severa. Pero anímicamente estoy bien.
Comer en casa de mis padres, hincharme y pasar la tarde como se pueda.