Se hizo la luz y me fui a casa. Ya les odiaba a todos. Había perdido a sivainvi al salir del coche. Cuatro horas después me lo encontré en el suelo, en medio del asfalto. Me pregunté qué carajos significaba eso. Lo interpreté como una buena señal, porque parecía conveniente y era tajantemente más cómodo.
Allí estaba, en el suelo, esperándome. Supongo que la gente no coge libros del suelo, por si contagian algo, no lo sé. El caso es que allí estaba, esperándome. Lo cogí y me lo metí en un bolsillo, como si nada hubiera sucedido.
Allí dentro se estaba calentito. Mucho mejor que en el suelo.