Entre unas cosas y otras no entro por aquí. Entre que estoy agotado (más que nada existencialmente, si es que eso significa algo), gordo y desinflado, entre los curros y los viajes y las webs que reclaman tiempo y que son como crías que pían y pían, y este ubuntu y este flash que piden más aún si cabe, tengo las neuronas con las maletas ya hechas bajo la cama esperando el momento. Yo les digo que no dejen de esperar, que todo esto tiene forzosamente que terminar en algo, que si demuestras lo que vales al final… pero no sirve de nada, ellas son más listas que yo, mucho más, y responden:
– Te están tomando el pelo. Con tu consentimiento. Eres un imbécil.
Qué complicado es responderle a la verdad cuando te habla mirándote directamente a los ojos. Me hago caquita y miro al suelo, avergonzado.
Al próximo que me diga que existe la justicia, sea poética o no, le voy a roer la yugular con un folio oxidado.