Me levanto a las siete de la mañana, me meto en la ducha. Hay mucho calor sobrante de la calefacción de anoche, así que parece verano mientras me meto en el chorro, que ha cambiado bastante en las últimas semanas, está lleno de otras cosas. Salgo y me preparo un café, no suelo comer por las mañanas. Voy a clase, Pensamiento Español, y toca el barroco, uno de mis temas preferidos. El barroco español es una época de descubrimiento o encumbramiento de la cultura sobre la naturaleza. No es que pretendan encumbrarla, sino que se dan cuenta de que nuestra segunda naturaleza (la cultura) en el ser humano está por encima de la primera. Me parece de una lucidez acojonante. En el camino de ida no paro de darle vueltas a Lorelay, como siempre que el Miguel que aún la ama por encima de todas las cosas lleva las riendas. Le doy vueltas con pena, pero sin dolor. Cuando no te dejan ninguna puerta abierta es difícil que el dolor dure, porque todo se ha transformado en imposible. Por eso estoy terminando harto de este Miguel que recuerda, mira fotografías y piensa que todo esto es el gran error, que es un problema que tenemos que solucionar juntos. No me hace la vida nada fácil, así que a acabar con él. No tengo un puñetero duro, ni uno, he comprado café, leche y tabaco para que no me falte de nada en lo que queda de mes. Y después de eso a cero, a confiar en la bonanza de los amigos, que subvencionen las cervezas del fin de semana.
Pero estoy terriblemente entero, aun dándole vueltas a Lorelay, aun sin pasta. No me preocupa la vida demasiado, tengo el curro, la facultad, las canciones y un montón de gente alrededor. Voy dando vueltas, mi cabeza no para, esta trabajándose el cerebro a base de bien, estoy creciendo. Escribo mucho, rehago la página de vez en cuando. A veces echo mucho de menos una buena conversación con Lele, o el sexo, o ir a un concierto con ella, pero es como añorar ser un mamut, descerrajaduras de planos paralelos que, al no tener sentido, no duran mucho y no rompen nada cuando pasan. Un nuevo orden se está imponiendo por la fuerza de los mismos días, a su paso. En ese nuevo orden hay muchas cosas distintas. Un nuevo orden excluyente de muchas cosas, la vida vino así y así hay que tomarla. Y así la tomo, con un poleo, escribiendo unos versos. Y ahora me piro al curro, donde más episodios están a punto de suceder. Os mantendré al día.