Salimos a tomar unas cervezas. Como siempre, como en todo, no es difícil una primera vez. Lo jodido, a veces, es que haya una última vez. Yo ya confundo caras y situaciones, y bien parece que pese a todo lo que perduran son los vasos de litro, y que sólo las caras cambian. Como una hoja al viento, o como una marioneta, me dejo llevar por la similitud de las horas cuando se viven de forma parecida. Bah, mi curro es una mierda, pero el tuyo también. Dentro o fuera es lo mismo: siempre estás dentro.
Lo sorprendente es que cuanto más abajo, cuanto más perdido, cuanto más enfermo y jodido y desechado, más fácil es terminar con alguien en la cama. Precisamente cuanto menos valoras lo que tienes más tienes. Buda era un tipo sabio, aunque creo que no le he terminado de entender del todo bien. Resulta simpático que un tipo esté tan perdido como yo y, al mismo tiempo, siga conservando la facultad de pagar el alquiler. Supongo que si en la calle todo más bien diferente. Prefiero no pensarlo. Estoy a un paso de. Todavía me mantengo entero, con la gallardía del bicho que sabe que aún puede presentar batalla. Mañana no lo sé, pero hoy aquí estoy. Como un bicho, animal de eterno presente. Cuando toque caída en barrena, sólo habrá caída en barrena, al igual que hoy aún hay gallardía, o lo que sea que sea esto.
Por supuesto, vamos a mi casa.