Viniste a verme cuando yo estaba mal,
viniste a verme el último día antes de hibernar.
te abrí la puerta sin saber muy bien qué pensar,
como un alegato final, un mensaje encriptado en un «hola, ¿qué tal?»
Y no sé dónde estás. Y no sé dónde estoy. Y no sé dónde estamos tú y yo.
Déjame decirte, por favor, cómo puedes regresar, cómo puedes regresar.