qué hartón de gente que no teniendo ni donde caerse viva defiende como si no hubiera mañana políticas individualistas
qué hartón de esclavos que deciden tomar las argollas como sus señas de identidad y las defienden y las exaltan y las glorifican y las protegen y las miman
que hartón de intentar explicar una y otra vez lo mismo ante oídos que no oyen porque, pese a los gritos y las faltas de respeto, están aterrados tienen miedo les da miedo perder lo único que aún les queda y gritan insultan gritan gritan gritan gritan van cayendo los débiles los desafortunados los que están en medio de algo que le interesa a alguien y precisamente por eso ellos gritan y gritan y gritan y gritan
escondiendo todo detrás