Hay veces que hay que morderse los labios para no contar cosas que apetecería contar, en función del ET y la discrección. Pero cómo joroba no decir que por la imbecilidad y la niñería de los gametos de papá -que copan los puestos directivos, sin más mérito que haberse ido a fumar porros durante un máster de a 12.000 euros el kilo, del que ha recibido un título que no supone nada pero significa casi todo- hacemos el payaso como monos titi sabiendo perfectamente que los tiros van por otra parte y que seguir a un imbécil nos hace perfectos imbéciles sin serlo del todo.