Ojalá algún día se quedase el micrófono abierto y se oyese al presentador decir: "joder, lo que miente este tío" al acabar una entrevista. No les ponen en cuestión, no señalan las incongruencias, simplemente le dan minutos y minutos en nuestras cabezas y ya está. Se nota que es lo que esperan recibir porque cada vez se preparan menos. Sólo llevan tres o cuatro consignas que las preguntas disparan. Si la pregunta les mola y está entre las elegidas lanzan la respuesta programada, si no les mola sueltan un "sí, pero" y lanzan una respuesta al azar. Es como agitar una máquina de consignas. No les importa repetir la misma respuesta tres o cuatro veces como si fueran un npc o un muñeco de los de tirar de la cuerda, insertarnos su eslógan de mierda una y otra vez.
No se puede tener una conversación con una caverna hueca. Todo son anuncios publicitarios, especialmente lo que más se esfuerza en disimularlo.