Está bien levantarse por la mañana meterse en la bañera está bien rematadamente bien tener dientes sanos el olor del jabón de la espuma al contacto con la piel el olor caliente del agua caliente el pelo que se mete en la nariz y pica y estornuda la toalla la ropa todo huele y antes no lo hacía porque tenía la nariz embotada de humores. Es importante que ahora lo haga. Está bien desayunar picante porque por qué no.
Cuando el ansia de ser se relaja es como una luz intensa que se apaga. Los ojos se aclimatan y puedes empezar a ver miles de cosas que hasta ahora el brillo escondía anegándolas. Qué importancia puede tener un libro en el sofá una lectura tranquila un poleo cuando hay que conquistar el mundo. Cuando hay que conquistar el mundo esta tarde no es más que un retraso o una nueva derrota en función de la hora. Se hace pero con fastidio, se hace pero odiando hacerlo, se hace porque no queda más remedio. Se hace porque no eres capaz de lo otro, porque de algun modo hay que rellenar el tiempo pero mañana seguro que, no es nada serio no es nada importante no es nada más que un retraso de lo inevitable. El ansia de ser es ese condimento que le echas a todo y todo deja de saber distinto.
Así que está bien este silencio lleno de voces, es mejor que el ruido atronador de una sola. No somos nada no vamos a llegar a nada y esa es la llave que abre la puerta de un reino oculto justo detrás de nuestros egos, ciegos a nada que no sea ellos. No hay lugar menos a la vista, más protegido, más secreto.