Las cuentas de atención telefónica y a través de internet tienen sus ventajas, que se cifran sobre todo en el no-cobro de comisiones por mantenimiento y por operación. Las transferencias son gratuitas dentro del territorio nacional, la tarjeta del primer titular no tiene ningún tipo de gastos… etc. Ya lo sabe todo el mundo.
Pero tienen sus problemas, y es una atención deficiente. La causa es la utilización de call center como soporte al cliente, en el que una serie de empleados sin la formación suficiente (al menos no por requerimiento, otra cosa es que la tengan y no encuentren otro curro) y, sobre todo, con unas herramientas de trabajo bastante limitadas (el banco no se fia de la empresa que subcontrata, así que restringe las opciones), intentan satisfacer, pese a todo, las necesidades del cliente.
A finales de octubre me llegó una carta de openbank en la que se me comunicaba que iban a cambiar el sistema de ingreso de contraseñas, con un tecladito muy mono (que viene del BSCH, el padre rector) en el que pinchar los caracteres. Eso está muy bien para prevenir el uso de lectores de teclado, por ejemplo, y redunda en un sistema aparentemente más seguro que les va a permitir afirmar «hicimos todo lo que pudimos» en el caso de que haya algún problema.
Yo llevo más de dos años haciendo una transferencia para pagar a mi casero, y jamás he tenido ningún problema. El sábado 29 de octubre cobré mi nómina y me metí en la web de openbank para hacerle la transferencia de noviembre, un par de días después de haber recibido la mencionada carta. Al hacer la operación e introducir mi clave operativa (de seguridad cada vez que uno quiere mover dinero, para consultas está la clave de acceso) el sistema me dice que la he introducido mal. Bueno, esas cosas pasan. La vuelvo a introducir, pero esta vez con meticulosidad. Me vuelve a decir lo mismo. La vuelvo a meter (como siempre en los últimos dos años, una vez al mes) y me vuelve a decir que está mal, me bloquea la clave operativa y, en términos informáticos, me manda a la mierda.
Intento cambiar la clave operativa dentro de la misma web y veo una nueva nota: «la contraseña debe estar formada por caracteres alfanuméricos y en mayúsculas». Toda la vida mi clave ha estado formada por minúsculas. Empiezo a ver el origen del problema y me empiezo a cabrear.
Llamo a openbank, y me comentan que no puedo pedir claves nuevas hasta el lunes (en términos telemáticos, que me busque la vida). Mi casero puede llegar a comprender mis problemas, pero le afectan bastante poco (en términos económicos, «me parece muy bien, mientras me pagues»). Desesperado me meto en la web de otra empresa de banca en internet en la que tengo abierta otra cuenta y realizo un ingreso, es decir, doy la orden para que desde allí retiren un importe de mi cuenta de openbank, pensando que así realizo la transferencia desde allí a mi casero y asunto solucionado.
El lunes (31) llamo de nuevo a openbank y solicito la nueva clave, desde allí me comentan que me tienen que enviar las dos y que ambas quedarán bloqueadas hasta que reciba las nuevas, en cinco días hábiles, por correo certificado. Como no me queda otra asiento y trago (en términos de opciones: lentejas). Me meto en la web del otro banco, porque ya tiene que estar ahí el dinero, para hacerle la transferencia al casero, pero al mirar mi pasta veo que el dinero lo van a tener retenido un mes, por ser un adeudo por domiciliación (en términos fácticos: te quedas sin pasta un mes). Histérico me doy cuenta de que no voy a poder pagar a mi casero y me hago caquita. Pero me doy cuenta de que la fecha valor del ingreso no es hasta el miércoles 2, y me voy al cajero pensando que si hasta el miércoles no me retiran el dinero y si se puede hacer una transferencia desde el mismo cajero hago un triple bypass y de momento solucionado lo de mi casa, lo más importante. Y así lo hago, hago la transferencia desde allí y pago a mi casero.
El miércoles compruebo que la otra entidad no ha retirado el dinero de openbank, pienso: «perfecto, como no hay dinero suficiente han echado atrás en ingreso» y sigo viviendo.
El miércoles de la semana siguiente (9) quedo con mi novia para tomar un café, la dejo en casa y me voy a la mía, porque he quedado con los colegas de neila. Paso por el cajero para sacar para comprar muuuuuuchas cervezas y, oh sorpresa, me han retirado la pasta desde la otra entidad y tengo 330 euros de deuda en mi cuenta de openbank.
Pienso que están a punto de llegarme las nuevas claves, que sólo tengo que meterme en la web cuando me lleguen, anular el adeudo y volveré a tener una cuenta en positivo y doscientos pavos para llegar a fin de mes (os recuerdo que en este punto de la narración estamos a día 9 de mes).
Al día siguiente (10) me llega una de las claves, la de acceso, y entro en la web. Otra sorpresita, me dice que es incorrecta. Llamo a openbank para comentarlo socarronamente y me dicen que me las envían de nuevo (recalcando de nuevo, en términos de opciones: «lentejas»). Les pregunto qué pasa con la otra clave, que aún no me ha llegado, y me dicen que ya no sirve para nada, porque me tienen que volver a enviar las dos. Muy bien, esto pinta interesante.
Envío un correo de reclamación a openbank, y a fecha de hoy, como ya esperaba, todavía no he tenido ninguna respuesta. Absolutamente ninguna, ni siquiera un «lo sentimos» sin solución alguna.
La situación es bastante jodida. Tengo un dinero en la otra entidad que no puedo tocar por el adeudo y un pufo de 330 pavos (más las facturas que van llegando, como la de internet) que se solucionaría sólo con que me dejaran entrar en mi cuenta y anular el adeudo de la otra entidad. Eso no me dejan hacerlo ni por teléfono, porque allí, como depende del call center con funciones limitadas, también necesito mis contraseñas para hacer cualquier cosa (si el call center tuviera la opción de operar sin mis contraseñas, podrían hacerse tranquilamente transferencias de todas las cuentas e irse de vacaciones alrededor del globo).
Es decir, a día 10 no tengo ni un duro para pasar el mes, ni para tabaco, ni para comprar comida, porque todo mi dinero está formando parte de una partida interbancos de puta madre que me está jodiendo la vida, hoy por hoy.
La clave de acceso me terminó llegando el 17, y la operativa el 21. Ayer anulé desde la web de openbank el adeudo y recuperé mis tristes doscientos pavos, con la mala fortuna de que, encima, me cobran 30 por haber tenido la cuenta en descubierto (reclamación de posiciones deudoras), le sumo las facturas varias que se desprenden del simple vivir y me queda un total de 20 pavos, no llega. Perfecto. Mientras tanto he vivido de padres, novia y amigos, estrictamente por ese orden. A partir de ahora seguiré igual.
Todo empezó porque en openbank cambiaron el sistema para introducir en la web la clave operativa. En mayúsculas, alfanumérica. Yo me pregunto por qué no incluyeron eso en la primera carta, yo hubiera cambiado mi clave operativa y no hubiera pasado nada. Les da igual. Les da soberanamente igual.
Claro, a mí me quedan dos días en openbank, pero eso a ellos también les da soberanamente igual.
Conocí el caso de un colega que vivía en Barcelona y tenía cuenta en openbank. Se mudó a Sevilla y, casualidad de casualidades, olvidó sus claves. Solicitó unas nuevas y se las enviaron, a Barcelona. Llamó para comentar el caso y le respondieron que cambiara la dirección desde la web o el teléfono. Él les dijo que no tenía las claves. Ellos le respondieron que se las enviaban de nuevo: a Barcelona.
No sé si se ha solucionado de algún modo, o si también cambió de banco.
Mejor en un calcetín debajo del colchón, si nos dejaran esa opción.