Ya sé, ya sé que son pataletas de niño chico, pero no hay nada más frustrante (por lo menos en este momento) que estar de puta madre con la guitarra, tonteando, y tener que ir a trabajar. Cuando vuelva (me lo conozco), la magia se habrá ido y sólo veré una voz afónica junto a un trozo de madera y unas cuerdas.
Mataría por una buena excusa.