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implicaciones

Tengo dientes, así que de repente me apetece cantar otra vez. No es sencillo porque estoy aprendiendo a hablar de nuevo, y es menos sencillo todavía porque cantar es otra película aún más diferente y compleja. Tengo que volver a aprender cómo hacer que el aire haga lo que yo quiero, que entre y salga y juegue con los huecos para retumbar exactamente en el punto de tu cabeza en el que me conviene que lo haga.

Pero, aún así, de pronto me descubro cantando en el coche. Al principio pensé que era para tantear las molestias. Cuando abro demasiado la boca o lo hago de un modo concreto mis encías (o lo que sea, digamos que pretendo que no son los implantes) protestan atrapadas bajo el hierro y los tornillos, presas. Los labios encuentran que ya no tienen que hacer de dientes para pronunciar y de momento no se lo han tomado demasiado bien. De algún modo les gustaba ese tipo de protagonismo. Lo más normal es que en algún momento todo se líe y termine haciendo un ruido extraño, las cinco vocales y un par de consonantes combinadas en la misma sílaba. Labios, encías, dientes y lengua trabajando cada una por su lado, reclamando el mismo espacio a la vez.

Me duelen los dedos como si me los hubieran amputado por la primera falange. Es un dolor atroz. También es un dolor-recompensa, si es que eso tiene un sentido que se pueda colocar en alguna parte.

Y aún así es divertido. Con todo lo que he caminado tengo más aire disponible y me siento sobrado en puntos donde antes no me llegaba. Y cuando el aire fluye, cuando sale de mis pulmones y atraviesa mi garganta y mi paladar y mi lengua y mis nuevos dientes y los labios y alcanza finalmente el exterior, algo parecido a la magia se ha producido y me siento bien, libre, concentrado, completo.

Recompuesto. Entero.

Me dan ganas de preguntarme dónde he estado. De decirme que me he echado bastante de menos. Que me alegro de estar de nuevo aquí.

Quizá es que tenemos realmente un sitio según qué mitología, y que cuando estamos en él lo sabemos, y cuando lo sabemos reconocemos que no deberíamos habernos ido o algo así. No creo que se entienda demasiado porque ni yo mismo lo hago. Es sólo eso, que es agradable volver a este punto que había desplazado fuera de la vista para no volverme demasiado loco. Sólo eso.

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