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tontunas sobre software libre

He hablado más de una vez acerca de la cultura debería ser accesible a todo el mundo independientemente de su nivel económico. No es solo, aunque no es poco, porque discriminar este acceso en función del dinero que te puedes permitir gastar te impida ver el último blockbuster, sino porque la información, del tipo que sea, es uno de los factores más importantes para perpetuar las diferencias sociales. Cuanto menos acceso a la información menos posibilidades de cambiar tu estatus.

Nos movemos en un mundo reificado, en una construcción cultural que en ciertos aspectos reemplaza al mundo natural. En un ambiente de oficina puede ser más relevante estar al día de las series del momento para interactuar socialmente que saber cómo hacer fuego para calentar la comida y no morirse de frío. El ser humano levanta un mundo propio inventado, le da importancia y empieza a utilizarlo para relacionarse con los demás. Vivimos en ese mundo que sustituye al mundo natural, estar más o menos integrados en él aumenta o disminuye nuestras posibilidades de interacción.

El software libre está relacionado con todo esto en una de las acepciones de la palabra free en inglés, pero no se queda ahí. No todo el FOSS es gratis. La otra acepción de free es libre. El software libre debe cumplir cuatro libertades básicas:

  • Ejecutar el programa con cualquier propósito.
  • Estudiar y modificar el programa.
  • Distribuir el programa.
  • Distribuir las versiones modificadas propias.

La primera libertad se refiere a que no nos pueden imponer un uso permitido del software que utilizamos. Debemos ser libres para utilizarlo del modo en el que se nos ocurra.

La segunda que debemos poder acceder al código fuente del programa para estudiarlo y modificarlo. Pensemos en una caja que se nos vende con ciertas funcionalidades que se nos facilitan pero no podemos acceder a su interior para ver cómo hace lo que hace. Sin ese acceso no podremos saber si hace cosas que no nos notifica y no podremos adaptarla para que haga cosas que nos interesa que haga aunque no estén dentro del uso que pensó el fabricante.

La tercera se refiere a poder modificar ese programa, extendiendo su uso compartiéndolo para que otros puedan acceder a él.

La cuarta que podamos distribuir las modificaciones que podamos haber hecho gracias a la libertad dos.

En términos económicos el copyright puede llegar a tener sentido para el que produce el software, pero no tiene muchas ventajas para el usuario en sí. Estamos subidos sobre hombros de gigantes porque nadie empieza de cero, todos readaptamos conocimientos para construir cosas diferentes sobre ellos.

El conocimiento significa tiempo para investigar, y si todos empezásemos de cero no haríamos más que redundar sobre lo mismo una y otra vez. Cogemos conocimientos de los que se preocuparon por lo mismo que nosotros con anterioridad y seguimos a partir de ahí, llevando el conocimiento un poco más allá. El software privativo desarrolla conocimiento pero lo cierra para que no podamos acceder a él, ofreciéndonos solo las funcionalidades e impidiéndonos desarrollarlo a nosotros mismos.

El software no se basa en el secreto como estrategia-chantage de márketing, sino que ofrece otras posibilidades. Es posible que aprender a utilizar una tecnología lleve un tiempo que yo no quiero utilizar en eso, y por ello se puede cobrar por instalar y poner en funcionamiento una tecnología aunque no se cobre por adquirirla. No se cobra por una tecnología que se mete en una caja y se oculta, sino por el tiempo que nos llevaría llegar a dominarla. Es un ahorro de tiempo: todo el mundo puede adquirir los conocimientos si lo desea porque son libres, pero si quieres dedicarlo a otra cosa puedes pagar para que alguien te lo instale. No pagas por un secreto, pagas por una habilidad adquirida.

No es realmente sorprendente que el sistema más utilizado en servidores y en telefonía movil sea software libre (android basado en linux y IOS en unix, el padre que nunca quiso a su hijo linux), el software libre es el que más acceso da a los conocimientos acumulados que hacen el progreso más eficiente, potente y sencillo. El futuro siempre ha sido el software libre, pero las ventajas económicas de las opciones privativas en una economía capitalista son algo contra lo que es muy difícil luchar. No porque sean más eficaces, sino porque es muy difícil acceder a cómo hacen lo que hacen. No se basan en la funcionalidad, sino en la posesión de un secreto que niega conocimientos al resto de la humanidad.

Se usa windows porque con el dinero que ganan llegan a acuerdos para cerrar los drivers de los componentes de nuestros pcs, obligando a los desarrolladores de linux a hacer ingeniería inversa para hacerlos funcionar. Linux crece pese a todos los palos que le ponen en las ruedas.

Windows no es el mejor sistema operativo, es simplemente el que pertenece a la compañia que más dinero tiene gracias a cerrar su conocimiento y negárnoslo a todos los demás. Son los propios fabricantes quienes desarrollan sus drivers para windows, no microsoft. Microsoft acuerda con ellos a cambio de dinero que no liberen el código fuente.

Las soluciones privativas encarecen y dificultan el avance, pero gracias a ello tienen más pasta que nadie para imponer sus condiciones. Es cuestión de tiempo que se vean superados, pero mientras tanto… nadie les va a quitar lo ganado. Y también mientras tanto… siempre puede suceder que encuentren un modo de cerrar la puerta para siempre y aseguren la posición de poder que les mantiene donde están. ¿Quién sabe qué crisis puede llevarnos a aceptar qué cosas?

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