# perdiendo.org/museodemetralla

entraron en mi cabeza (201) | libros (20) | me lo llevo puesto (7) | pelis (2) | Renta básica (9) | series (6) | escasez (2) | frikeando (94) | arduino (1) | autoreferencial (11) | bici (1) | esperanto (4) | eve online (3) | git (2) | GNU/linux (4) | markdown (7) | nexus7 (2) | python (7) | raspberry pi (3) | vim (1) | wordpress (1) | zatchtronics (3) | hago (759) | canciones (157) | borradores (7) | cover (42) | el extremo inútil de la escoba (2) | elec (1) | GRACO (2) | guitarlele (11) | ruiditos (11) | Solenoide (1) | fotos (37) | nanowrimo (3) | novela (26) | criaturas del pantano (5) | el año que no follamos (12) | huim (5) | rehab (4) | poemas (356) | Anclajes (15) | andando (3) | B.A.R (7) | Canción de cuna para un borracho (38) | Cercos vacíos (37) | Cien puentes en la cabeza (7) | Conejo azul (6) | Contenido del juego (5) | De tiendas (3) | del pantano (3) | Destrozos (2) | Epilogo (4) | Fuegos de artificio (5) | Imposible rescate (15) | Jugando a rojo (7) | Libro del desencuentro (2) | Lo que sé de Marte (11) | Los cuentos (21) | Montaje del juego (5) | Orden de salida (4) | palitos (31) | Piernas abiertas (7) | Poemas medianos (12) | Privado de sueño (7) | rasguemas (5) | Tanto para nada (17) | Todo a 100 (2) | Uno (4) | relatos (96) | anatemas (9) | orbital (2) | prompts (8) | vindicaciones (103) | perdiendo (1.706) | atranques (1) |

dique seco

Catorce días en el dique seco, amijos. Sólo uno caí y me tomé unas cervecicas. Pensé que lo iba a notar en la panza, pero de momento nop. La semana que viene empieza la classic, tengo la suscripción pagada y todo preparado para empezar. No sé qué es lo que haré, ni si lo pondré por aquí o no.

Compré Eliza de Zatchtronics y me lo pasé muy bien, la curva del final un tanto abrupta. Preguntas, está lleno de preguntas.

La última entrada es del 8 de agosto. ¿Qué he hecho desde entonces, dónde me he metido, en qué he andado liado? La segunda temporada de Mindhunter, algunos libros, caminar, tocar un poco la guitarra, escribir, trastear con cacharros electrónicos. Pasar calor, respirar, vivir. No tengo ni la más remota idea.

escribirlo

Estoy bastante loco porque escribir es difícil, al menos si no sabes, al menos si no copias, al menos si no fusilas, al menos si intentas hacerlo por ti mismo y no para nada en concreto, pero…

¿De qué iba todo esto?

En la sucesión de paranoias temporales y de haber aprovechado el tiempo, si sabes a lo que me refiero. Tenemos las obligaciones y el trabajo y las responsabilidades que cumplimos puntualmente pero… queda algo… algo que no se llena… y que la escritura tampoco hace, por supuesto, pero parece hacerlo.

Nada quedará de todo esto en doscientos años, y si queda algo será porque a alguien le interesa para algo. Yo no estuve allí, yo no sé si Balzac era un tipo grande o si Cervantes lo era, sólo sé que la historia los preserva para que extraigamos lecciones valiosas de ellos. Pero, ¿qué lecciones?, ¿por qué esas? ¿Eran los mejores escritores de su tiempo?

Digamos que eran los mejores escritores conocidos de su tiempo, que por cada uno de ellos hay doscientos que no salieron en ninguna parte, doscientos de los que no conservamos nada porque aquellos folios ardieron en alguna chimenea un invierno. Y quizá en esas cenizas estaba conservada la semilla de otra humanidad, otra que no se recuerda porque no parecía conveniente en su momento y… y… quizá toda esa gente escribió, fue, sintió, se relacionó para nada porque no queda nada. Hay otro modo de ver las cosas más conformista y, en cierto modo, mucho más realista, y es que en esta flecha del tiempo canibalizamos como especie ciertas cosas que son útiles en un cierto momento y eso es lo que queda, lo que se queda, lo que construye realidades y nos lleva en un momento dado por un camino dado.

No importa youtube o archive.org, no importa nada de nada. Quizá mañana todo cambie y la certeza del registro de la historia sea el mismo que el de unos copistas en un monasterio medieval: por cada pieza conservada hay tropecientas que desaparecieron de algún modo, que alimentaron llamas, que se consumieron o se utilizaron para limpiar culos. La historia recoge lo que le conviene, lo que lleva a alguna parte, lo que significa algo en un parámetro concreto del significado. Este museo está alojado en una raspberry pi en mi salón. Mi casa puede arder. Puedo fácilmente no tener el dinero suficiente para pagar la conexión a internet que lo hace público, o el dominio que le da una dirección en la que encontrarlo. ¿Y entonces qué?

¿Quieres saber lo que será de ti en 200 años? En doscientos años estarás muerto. Eso es lo que me digo cuando sufro escribiendo y necesito recordarme que no es de eso lo que va esto. Disfruta, porque aunque no lo sabes ya estás muerto. Todo lo demás es irse por las ramas. Todo lo demás es justo de lo que no va nada de todo esto.

Estoy bastante loco porque escribir es difícil, porque qué decir. Porque qué pensar, porque por qué a veces es suficiente con terminar un relato para sentirse completo, pero qué mientras tanto. Para qué tanto. Lo mejor es seguir escribiendo mientras escribirlo sea básica y únicamente disfrutarlo.

Lo mejor, de todo lo mejor, es poder seguir haciéndolo mientras tanto.


Por un miedo irracional, inconsistente, las he subido todas aquí.

donde empieza

Últimamente sólo disfruto leyendo cosas que son menos mentira.

Me refiero a diarios, pseudodiarios, momentos de lucidez en los que la máscara de lo que se necesita vender parece que cae y ya todo da igual. Puede gustarte más o menos lo que ves ahí, pero tienes la sensación de que al menos contiene algo real. Todo entroncado con la novelita luminosa de Levrero. Muy lejos de la narrativa de las series, las películas, el armatoste y el artificio de la sociedad del me vendo.

Quizá es por hacerme viejo, no tengo ni la más remota idea. Quizá es por haber perdido la fe en algo en lo que puse mucha. «La vida entre dos pajas» de Neorrabioso, que no enlazaré porque lo borrará y no importa demasiado, lo que debe permanecer es la idea:

Vidas hay muchas, y formas de entender el mundo hay tantas como cabezas. ¿Por qué, entonces, parecen todas la misma? Hace muchos años yo estaba extrañado con el tema de los idiomas occidentales, ¿por qué la misma entonación a la hora de hacer una pregunta, la coma, el punto, sujetoverbopredicado? La respuesta era porque todas venían de una tiranía común. Con las cabezas, en todas partes, siento algo muy parecido. Hasta tal punto que sólo disfruto cuando no comprendo bien de dónde viene algo, qué significa, con qué definiciones está jugando. No somos una sola cabeza que se vende a toda costa, que recorre lugares comunes para encontrar simpatías y colar un par de salvavidas.

No, somos gente diferente. Debemos serlo. Ahí empieza todo.

No la felicidad a toda costa, una felicidad forzada, plasticosa, sino la lucha contra el bicho, contra el uno mismo, contra el tiempo, contra lo que se quiere pero no se alcanza: la realidad de lo inexacto, lo impreciso, lo inasible. No la felicidad del kiwi y el aguacate y los tres abdominales por las tardes, sino la titánica tarea de ser. No la felicidad como objeto comerciable, como responsabilidad individual adquirible con cinco minutos al día de ligero esfuerzo. No a la sencilla idiotez. No a disolvernos en ese tipo de insipidez.

La vida no tiene por qué ser ni sencilla ni complicada, o aburrida o divertida. Lo que desde luego no es es una receta.