"Escribo para no tirarme al Sena" es una frase que en algún momento alguien atribuyó a Henry Miller y desde entonces no ha dejado de perseguirme de un modo u otro.
Hace muchos años era una declaración de intenciones, no va más, rojo o negro, aquí hemos venido a triturar o a morir en el intento. Me parecía lo normal dejar huella o extinguirme, escribir o tirarme al Sena. Alcanzar la gloria o desaparecer lo antes posible. Es una de esas frases que es fácil abrazar cuando aún crees estar a tiempo. Todo llegará tarde o temprano.
La cosa es que en mi experiencia personal nunca dejas de creer que estás aún a tiempo, y van 47 rotaciones alrededor del sol ya.
Más tarde pasó a significar otra cosa, aun dentro de la misma idea. Escribo para tolerar el resto de cosas que tengo que hacer para mantenerme vivo. No me tiro al Sena porque escribo. Parece lo mismo pero no lo es, porque ya lleva implícita una derrota que antes no existía. Escribir es lo que me mantiene dentro de las cosas interesantes que hacer en un universo de aburrimiento constante. Pero aún colea la primera en ella. O dejar huella o retirarse.
Y últimamente ha vuelto a mutar. Resulta que las cosas aburridas no lo eran tanto. Cocinar, limpiar, hacer la declaración de la renta. Todo tiene su cosa. Cuando parece que el tiempo puede llegar en algún momento a escasear todo comienza a volverse importante: trocear esta cebolla, ir al centro de salud a pedir el código qr para la aplicación móvil. Caminar. La diferencia está en el tiempo vivido y el que parece que queda. Nunca se sabe, puede ser mañana. En ese entorno de cosas crepuscularmente interesantes escribir es el sentido final. Todo tiene su importancia, disfruto cada cosa, pero hay una que.
Me pregunto (y me respondo) si no hubiera sido más fácil empezar por aquí. Si el hecho de escribir o tirarme al Sena no me ha dejado apreciar cosas que podía haber apreciado. Si no me ha hecho perder el tiempo de algún modo. Y (me respondo), sin embargo, todo es parte del camino que elegí en algún momento, con más o menos información al respecto. No hay caminos buenos o malos, no hay mejores y peores, simplemente porque no vamos a ninguna parte. Puedes sentirte mal por no haberte metido en una hipoteca o por haberlo hecho, por haber leído o jugado o lo que sea más o menos de lo debido. Pero, sea como sea, todo te ha llevado a este punto que no es ni mejor ni peor que ningún otro, es el tuyo. Quizá mueras olvidado bajo un puente congelado hasta dejar de respirar, quizá te vuelvas rico mañana por algo que empezaste hace 30 años. El resultado importa y vivirás o morirás mejor por ello, pero no importa en absoluto desde el punto en el que estás ahora mismo. Aquellos a los que les ha ido bien defenderán sus decisiones utilizando el sesgo del ganador, aquellos a los que les ha ido mal lo tendrán más complicado (querrán hacerlo y no servirá de nada, predicarán en el desierto de lo eficaz).
Tienes que aferrarte a tus decisiones. A escribir o tirarte al Sena. Porque es todo lo que tienes y no importa el resultado. Lo único que importa es lo que has vivido. Lo demás es sólo producto de una sociedad que premia cosas que no tienen nada que ver con eso.
Una sociedad en la que lo justo no existe. No cuenta contigo. Estoy orgulloso de mí mismo. No tengo ninguna certeza de que las cosas me vayan a ir bien, pero estoy orgulloso de lo que soy y he sido. Así que sí, o escribir o tirarse al Sena y seguir haciendo lo que hace que vivir merezca la pena. Saldrá bien o saldrá mal, me llamarán vago o genio, o no me llamarán nada y dejaré de ser sin ruido. Pero he sido.
No es nada de nada de nada pero para mí es algo.