Berrear. Gritar alto. Estar cuatro horas aullando repitiendo los mismos tres acordes mientras el mundo se derrumba ahí fuera. Tengo que aprender cómo se modula el aire en mis nuevos dientes.
Año: 2020
en qué estás pensando
En gritar alto. Irme de vacaciones. Sentarme a rozar cuerdas 300 días sin tocar nada en concreto. Relajarme. Dejar de notar presión. Dejarme llevar. Mirar atardecer desde las tres de la tarde. Dejar las cosas pasar, dejarme pasar entre ellas. Gritar, gritar alto. Mirar al fondo del plato, del vaso, llevarlos a la pila. Fregarlos. Sentarme en la terraza y regar. Después irme a dormir, taparme con la sábana, colocarme boca abajo. Pasar una pierna sobre la otra, meter el brazo bajo la mejilla abrazando la almohada y roncar.
alumbrar
He olvidado lo que es poesía. Puedo escribir poemas y formalmente no me parecen mal, pero… quizá el misterio está en no saber, en querer aprender lo que se ignora y que finalmente no era tanto una vez que le has echado un vistazo. Quizá se viva y se construya todo desde lo de nosotros que busca conocer. O quizá más bien encontrarse con lo que imagina, que ya sabe pero aún no ha visto. Quizá el interés del misterio no aguante más allá de la revelación. O quizá es que la ensoñación se esfume al despertar.
Qué pedante todo, pero lo que está al fondo es eso, por mucho que no sepa decirlo mejor.