¿Un mal día, tío?
Un completo mal día. He visto cosas que no creerías. Clientes o no sé qué más allá de Orión que decían cosas que no entendía y cosas así.
Tremendo.
Me han pegado una paliza, y ahora el whisky baila con la sangre en el vaso mientras bebo.
Un efecto precioso.
No te digo que no, pero duele.
El dolor es relativo.
¿A qué?
Al resto de tus dolores.
¿Al resto de ellos?
Eso es.
Entonces no debe dolerme nada más.
Ok. Entonces es bien jodido.
Sí. Sí que lo es.
Un mal día entonces.
Creo que deberíamos estar de acuerdo en que sí.
Oks, yo estoy de acuerdo en lo del baile.
¿La sangre flota?
En este vaso sí.
Tremendo.
Tremendo, sí.
¿Puedes grabarlo?
En cuanto dejen de movérseme los dientes, me pone nervioso.
Putos pellejudos.
Los pellejudos.
Ese tipo de gente.
Ese calibre de gente.
19%.
¿19% de?
De la reparación.
Oks. Va bien. ¿Has llegado al 19%?
Estoy llegando al 19% ahora.
Ya. Los dientes se mueven por muchos motivos.
Cuando los golpeas lo suficiente sí.
Entendido.
Toma control.
Control tomado. Un mal día, ¿eh?
Sí, así es.
Putos pellejudos.
Están en el punto límite de justo uno mismo. Allí donde no hay más entrada que salida y todo se explica.
Qué bonito.
Qué bonito, sí.
Pero todo se explica, supongo.
No deja de explicarse todo el rato, tío.
Bueno, uno puede morir, pero al menos sería por algo.
Ya.
No es como seguir en estas habitaciones de mierda mirando cosas de mierda.
No, no lo es.
Los dientes, ¿sé mueven aún?
Sí. No lo sé. Quizá no lo bastante. Dame un segundo. Déjame que tome control de esta mierda.
¿Y?
Y te digo algo. Con sentido si eso.
¿Si eso?
Si puedo. Si acaso.
Ok.
Ok.
Entendido.
Ya. Comprendo. Veremos.
Tenemos gente en casa.
No me presiones.
Eso intento.
(Diálogos de la vuelta a casa, edición crupier).