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fin de semana indescriptible

Ya en la morralla del día, en la parte final, recabando información sobre el fin de semana en una cabeza exhausta, rota… El viernes al salir del curro me largué al harestudio a grabar para la cosa muta, porque queríamos tener algunos archivos para que los chicos y las chicas trabajasen desde sus casas, y una de las cosas que salieron abruptamente desde el pasado fue ésta (atención, gordo playing):

https://youtube.com/watch?v=s9jNZgY5BZM%26hl%3Des%26fs%3D1%26
(video no disponible)
(Mirad, mirad, mirad esos deditos regordetes de bebé aporreando las cuerdas, jajajaja, ¡qué exceso de lorzas!).

Después vino Sara, eso lo recuerdo, y después seguimos bebiendo y grabando, creo… con el alma a flor de piel, con momento abrazo hare incluido, hemos pasado por mucho y más ultimamente… y después nos dormimos, pero antes vino agustikin desde Teruel, y grabamos más y me dormí en el sofá del salón de hare que ya es por derecho propio casi parte de mi salón… y al levantarme me dijeron que nos íbamos a Toledo a por una guitarra

Y llegamos a una fábrica de guitarras en la que todos nos postramos de rodillas en el suelo, sobrecargados (gracias, agustikin), y después de ver el proceso completo de fabricación, absolutamente y sin tapujos empalmados como bestias oliendo chicha, nos llevaron arriba, y nos encontramos con más de 200 metros cuadrados de moqueta, alfombras, sofás y guitarras… y ya no sabíamos muy bien dónde estábamos, cogíamos una y la afinábamos y la probábamos, como niños pequeños en un mundo de chocolate y golosinas… llenos de golosinas, una guitarra tras otra, cada una sonando mejor que la anterior, sofás en los que sentarnos, oh, joder, con nuestros putos penes rozando el techo infinito del cielo, una tras otra, guitarras, joder…

El gerente de la fábrica y su mujer nos acompañaron todo el día. Gente preciosa. Gente de la que ya no queda. Gente que es la sal de la tierra.

Y después de comprar a comer (agustikin mediante) y a ver el círculo creativo (que, por cierto, lo que yo haría con esa web si me la pusieran a tiro…) por inspiración del gerente (él y yo y la botella de orujo que nos dejaron en el restaurante tuvimos un idilio profundo y sincero, jeje); bar, sala de conciertos y tienda abajo, salas de grabación, de ensayo y de danza arriba… estuvimos tentados (por ofrecimiento del dueño del garito) de hacer de teloneros de «La linea de josh» (a los que ni siquiera vimos), que hacían de teloneros de «el mundo de wayne» (que, excepto un momento de improvisación en puro y precioso estilo blues al modo duelo entre el guitarra y el batería que nos dieron en la prueba de sonido, no tenían nada más que aportar, el canto del loco sin Dani Martín, lo cual al principio parece una ventaja pero en este caso no lo es en absoluto), pero las miradas de estos últimos nos hicieron irnos a un barecín a cenar y tocar hasta bien entrada la madrugada… los dedos rotos, afónicos, pero felices por el público y por habernos roto los dedos y habernos quedado afónicos y tener público…

Qué decir. Que gracias al público. Y que si no nos hubiéramos tenido que volver… habríamos aceptado esas cervezas. Claro que sí.

Si hay un cielo está en Illescas. Y si no, no lo hay.

En cuanto confirme nombres actualizo el post, que mi memoria no da pa más… Sales del curro un finde y grabas en el estudio de un colega. Eso solo ya es para alucinar. Al día siguiente ves una fábrica de guitarras, comes y bebes estupendamente y terminas el día tocando con público entregado…

No hay palabras para todo esto. Sólo quiero que se repita. Mañana. Ya. Ahora mismo.

rediseño

Claro, claro que habrá un rediseño completo, porque gracias a mamp lo estoy rulando en local, pero de momento la barra superior es lo que hay. «Es que no pega». Pegará. Ya pegará. Ya sé que no pega. No me cuentes cosas que ya sé.

Al final del día algo no encajaba, algo no pegaba, algo no estaba bien. Tocaba la guitarra y no sonaba correctamente… era… estaba… tenía… algo descolocado.

Y bien. Qué más da. Todo está roto.

Mi ex-alumno me pide tiempo. Goyete sin palabras pide tiempo. Un break. Estamos rotos. Lo estamos, pero no queremos asumirlo, otros lo asumirán por nosotros. Harerín de los bosques pide tiempo hasta el viernes, mañana, hoy, es imposible negárselo, pero le vigilo de cerca. Mi cartera me pide curro, yo le pido tiempo. Ya vendrá.

Después de tanto tiempo no quedó ni la guerra. Aprendamos a respetar eso. Cuando fui a comprar tabaco al bar de grandes genios incomprendidos por el resto de la humanidad me di cuenta de que el camarero tenía los pies planos. Eso era cuestión de tiempo. Me pregunto por qué el tiempo dictó ahora para que lo viera y…

NO hay razones. Todo es descontrol. NO hay razones, ni campos, ni barandillas a las que aferrarse, todo está escrito porque Todo Es lo Mismo. Esa tipa estaba mirándome en el mismo lugar que siempre. «Buenas noches», le dije, «buenas noches», me dijo, todo en el mismo sitio mientras iba a por las cervezas y el tabaco (en otro lugar llamado la sal y la carne). Es jueves, creí oírla decir. Bien, pero no es viernes, todavía podemos mantener la calma y… sentarnos a charlar un rato. He visto tipos duros como el acero partidos en dos por una racha de viento. No seré yo ese tipo: yo me dejaré llevar por los acontecimientos. Seré colchón, si tú quieres, seré lugar confortable.

NO hay razones, es visible, comprensible y comprehensible, yacer en una cama de clavos mientras el tiempo clama fuera y dice «es temprano». Supongo que tengo todas las respuestas en la guitarra, y lo sé. Pero aún es temprano, y eso es lo único cierto entre todo lo que sucede y sigue sucediendo y…

me pienso tomar este último litro de cerveza, compuesto por calma chicha y alcohol a partes iguales y todo rota y estoy roto rotando (nótese la paradoja) y volcado sobre el océano taimado de ciudad de asfalto y construcciones dormitorio que no me dicen nada pero lo componen todo y… no importa. La última y hacendosa reificación del día construye ojos donde sólo hubo palabras malsonantes. Con eso me duermo.

principio de otoño

El primer día del resto de nuestras vidas empieza mañana, y si no te viene bien o ya has quedado no te preocupes porque podemos postergarlo a pasado. Lo importante no es el cuándo (dentro de ciertos límites marcados generalmente, en cada individuo, por el periodo de tiempo comprendido entre el nacimiento y el deceso) sino la actitud, el ser positivo y esperar proactivamente los nuevos cambios. Desde REAL NEW EMOTIONS proponemos un cambio radical en tu vida, te haga falta o no, enmarcado siempre dentro de tus sueños, ilusiones y esperanzas. Y si no te hace falta es porque no sabes que te hace falta. Ya lo sabrás. Y no vamos a estar aquí para siempre. Que lo sepas. Decide. Date prisa. Proactivizate.

Mi hermana pequeña me contaba que cuando se preocupaba por terminar cosas alguien le dijo «¿qué prisa tienes?», y que eso la tranquilizó, y al mismo tiempo en otra parte un colega daba vueltas en la cama en su propio infierno personal, y otro no podía ponerse en contacto conmigo porque no sabía que decirme y yo no me ponía en contacto con otro porque no sabía que decirle, y, dando vueltas en momentos espaciales disyuntos y desordenados en el tiempo, un montón de gente con la que tengo relación de algún modo hacía sus cosas inopinadamente: una ex se preparaba un té, otra veía algo en la tele en el salón de sus padres, un amigo tocaba en su estudio y llegaba a una genial idea que desaparecería un eón-minuto después (así son estas cosas), otro ya ni se acordaba de mí porque estaba acostando a los críos y hace años que divergimos, el tipo que me arregló el coche acababa una cerveza y se metía en la cama, el que me tenía que haber enviado la tarjeta nueva del banco se acordaba de repente que la había metido debajo de un montón de papeles y no había salido nunca, el tipo que hace la mejor tortilla del mundo anotaba mentalmente pedir mahou mañana, mi coche estaba aparcado bajo una farola en mi calle y un gato callejero contento comía pan duro reblandecido por la lluvia debajo del motor calentito de la furgoneta recién aparcada justo delante, unos tipos que acababan de perder el trabajo se hinchaban a ron con coca-cola en el parque que está enfrente de mi casa, exprimiendo lo que queda de verano, riendo como locos porque se sentían una mierda y era el mejor modo de llorar posible con buena compañía y esperanzas nulas. Y podría seguir, pero creo que se comprende la idea.

La idea de que no hay prisa y de que todo el mundo sigue girando pese a todo. La idea de que nadie debería sufrir demasiado porque todos lo hacemos, y si algo duele demasiado es sólo porque estamos enfocando persistentemente a nuestro oblongo y más o menos fétido ombligo. La idea de que el sufrimiento es más o menos inevitable y para todos, por lo que centrarse en él es una obsesión sin fin y sin freno, a la par que inútil. La idea de que salir y ver el mundo es ver ese dolor por todas partes, y que es tremendamente insulso quedarse en ello y no ver lo que la gente construye con los cimientos y los ladrillos de sus llantos y sus miedos. Flores en la mierda, evidentemente. Paso de mirar la mierda. Voy a dedicarme a oler las flores.

Si es un planteamiento inocente o estúpido es algo que ya no discuto. Me da igual. Quédate con la verdad, si la quieres, toda tuya, te hago una estatua si lo necesitas, te doy un premio, te enmarco y te cuelgo en la pared si eso te hace sentir más pleno. Yo me quedo con las flores. Huelen bien al principio del otoño.