Pauline en la playa es lo que sucede cuando alguien que toca medianamente pierde la tabla de cantar y sobreestima la técnica del cadáver exquisito a la hora escribir letras.
Pero qué bien se duerme.
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Pauline en la playa es lo que sucede cuando alguien que toca medianamente pierde la tabla de cantar y sobreestima la técnica del cadáver exquisito a la hora escribir letras.
Pero qué bien se duerme.
Y al final del día, me hizo llorar una niña saliendo del portal diciendo «mama, quero paque, quero paque…»
Cosas que suceden.
Aunque me guste mi vida, quién estuviera donde esta ella, pero sin saber nada. No volver hoy, sino volver sin haber vivido.
El tipo que odié en matrix por escoger el trozo de carne, pensando en lo mismo, quizá era un sabio anacoreta…
o un imbécil.
Mientras siga sin saber la diferencia podré confiar en las cosas.
Después (si llega), vete tú a saber.
Al final, algo extraño, todo sale, todo se mueve. Todo vuelve, renqueando, a funcionar.
Y no sabes si funciona o si renquea, o si ambas cosas a la vez suponen algo bueno.
Pero funciona, qué carajo, y para alguien acostumbrado a perder un empate es toda una victoria. De hecho, ya lo dije, la victoria está sobreestimada.
El problema es el vacío (ya sé, ya sé…)