# perdiendo.org/museodemetralla

entraron en mi cabeza (201) | libros (20) | me lo llevo puesto (7) | pelis (2) | Renta básica (9) | series (6) | escasez (2) | frikeando (94) | arduino (1) | autoreferencial (11) | bici (1) | esperanto (4) | eve online (3) | git (2) | GNU/linux (4) | markdown (7) | nexus7 (2) | python (7) | raspberry pi (3) | vim (1) | wordpress (1) | zatchtronics (3) | hago (755) | canciones (156) | borradores (7) | cover (42) | el extremo inútil de la escoba (2) | elec (1) | GRACO (2) | guitarlele (11) | ruiditos (11) | Solenoide (1) | fotos (37) | nanowrimo (3) | novela (26) | criaturas del pantano (5) | el año que no follamos (12) | huim (5) | rehab (4) | poemas (353) | Anclajes (15) | andando (3) | B.A.R (7) | Canción de cuna para un borracho (38) | Cercos vacíos (37) | Cien puentes en la cabeza (7) | Conejo azul (6) | Contenido del juego (5) | De tiendas (3) | del pantano (3) | Destrozos (2) | Epilogo (4) | Fuegos de artificio (5) | Imposible rescate (15) | Jugando a rojo (7) | Libro del desencuentro (2) | Lo que sé de Marte (11) | Los cuentos (21) | Montaje del juego (5) | Orden de salida (4) | palitos (31) | Piernas abiertas (7) | Poemas medianos (12) | Privado de sueño (7) | rasguemas (5) | Tanto para nada (17) | Todo a 100 (2) | Uno (4) | relatos (96) | anatemas (9) | orbital (2) | prompts (8) | vindicaciones (103) | perdiendo (1.694) | atranques (1) |

pliegos

Escribí toda mi vida en pliegos de servilleta, pensé que era poeta y no tenía ni idea.

Iba escribiendo allí las horas deformadas por el prisma de la ensoñación poética.

No era muy bueno para el alma, al fin y al cabo.

Me iba contando tonterías al oído, y me las creía.

Eran mías.

No sé si luego vino algo más real, porque no sé qué es ser real.

Después la belleza fue siendo menos nueva. No peor, menos nueva.

Si ese es un componente de lo real, después llegó lo real.

Pero no lo creo.

Más bien imagino que ahora soy más feliz, porque juego conmigo mismo. Me conozco, me entiendo un poco. No me disfrazo de nada porque no necesito ser nada. Por eso no me ofenden. No podrían nunca. Lo intentan, pero no llegan. Es complicado cuando conoces la habitación como la palma de tu mano y eres tú quien la dispuso así.

Es bastante difícil.

Escribí toda mi vida en pliegos de servilleta. Aún los guardo. Están diluídos pero presentes en todo lo que hago.

pluma absoluto extremos absolutizados perdiendo

Tengo una pluma inquieta, tengo una pluma que se mueve, tengo una pluma que no se queda tranquila con soltar tres frases bien o mal dichas, que no vuelve al tintero ni aunque se seque, que no le importa escribir rasgando la hoja, que no le importa escribir ni aunque nada quede y… siempre estoy escribiendo, de una u otra forma siempre estoy registrando algo, desmontando algo, comandando algún movimiento, siempre estoy en una búsqueda intranquila, lechosa, turbia, nada cristalina, fozando en los recovecos, husmeando. Mi escritura es del olfato y de escarbar, de husmear y fozar, siempre estoy preguntando a quién, al olvido cuando olvido y al recuerdo cuando recuerdo y a la vida cuando vivo y siempre estoy perdiendo, motivo principal de la web, siempre estoy perdiendo porque siempre se pierde cuando de verdad se vive.

_________________

«La marquesa, por ejemplo, siempre creé que Johnny teme a la miseria, sin darse cuenta de que lo único que Johnny puede temer es no encontrarse una chuleta al alcance del cuchillo cuando se le da la gana de comerla, o una cama cuando tiene sueño, o cien dólares en la cartera cuando le parece normal ser dueño de cien dólares. Johnny no se mueve en un mundo de abstracciones como nosotros; por eso su música, esa admirable música que he escuchado esta noche, no tiene nada de abstracta. Pero sólo él puede hacer el recuento de lo que ha cosechado mientras tocaba, y probablemente ya estará en otra cosa, perdiéndose en una nueva conjetura o en una nueva sospecha. Sus conquistas son como un sueño, las olvida al despertar cuando los aplausos le traen de vuelta, a él que anda tan lejos viviendo su cuarto de hora de minuto y medio.»

Julio Cortázar. El perseguidor.

_____________________

Ahora que escucho a mis pulmones sacar y meter aire en el cuerpo, mientras escribo, me sé incompleto porque la completud es el mundo, el absoluto. Es un problema, como ya dije, de los estremos que son los finisterres del absoluto, que los las delimitaciones del campo semántico de nuestras aspiraciones, o de nuestras vidas, o como os venga al pairo. Una vez delimitados los límites (es un proceso absurdo, como no podía ser de otro modo, artificial en cuanto propio e inexistente en cualquier definición más o menos desinformada de naturaleza o mundo natural) tenemos cautivo al absoluto. No sabemos lo que es o lo que pueda llegar a ser, pero sabemos ya dónde está.

El absoluto se torna Absoluto en cuanto no comprendemos los extremos, las paredes de otro modo, el último hecho dentro del campo que delimita. El absoluto se torna Absoluto en cuanto absolutizamos los extremos que lo definen.

Entonces es imposible marcar el lugar, y derivamos a la deriva siempre dueños del ahora pero poco más…

Y es que quitarle las puertas al absoluto no es sino convertir las mismas puertas en absoluto.

Y entonces lloraré mientras me cuentan cómo soy. No queda otra. Me dirán quién soy, porque están acostumbrados a hacerlo con todo el mundo. Yo soy bueno escuchando, aunque parezca mentira. Sólo dejo de escuchar cuando el que me habla deja de ser el que me habla.

Por eso.