# perdiendo.org/museodemetralla

entraron en mi cabeza (201) | libros (20) | me lo llevo puesto (7) | pelis (2) | Renta básica (9) | series (6) | escasez (2) | frikeando (94) | arduino (1) | autoreferencial (11) | bici (1) | esperanto (4) | eve online (3) | git (2) | GNU/linux (4) | markdown (7) | nexus7 (2) | python (7) | raspberry pi (3) | vim (1) | wordpress (1) | zatchtronics (3) | hago (759) | canciones (157) | borradores (7) | cover (42) | el extremo inútil de la escoba (2) | elec (1) | GRACO (2) | guitarlele (11) | ruiditos (11) | Solenoide (1) | fotos (37) | nanowrimo (3) | novela (26) | criaturas del pantano (5) | el año que no follamos (12) | huim (5) | rehab (4) | poemas (356) | Anclajes (15) | andando (3) | B.A.R (7) | Canción de cuna para un borracho (38) | Cercos vacíos (37) | Cien puentes en la cabeza (7) | Conejo azul (6) | Contenido del juego (5) | De tiendas (3) | del pantano (3) | Destrozos (2) | Epilogo (4) | Fuegos de artificio (5) | Imposible rescate (15) | Jugando a rojo (7) | Libro del desencuentro (2) | Lo que sé de Marte (11) | Los cuentos (21) | Montaje del juego (5) | Orden de salida (4) | palitos (31) | Piernas abiertas (7) | Poemas medianos (12) | Privado de sueño (7) | rasguemas (5) | Tanto para nada (17) | Todo a 100 (2) | Uno (4) | relatos (96) | anatemas (9) | orbital (2) | prompts (8) | vindicaciones (103) | perdiendo (1.704) | atranques (1) |

actos ilocutivos y actos perlocutivos

Supongo que Hierro dixit: ‘alguna vez un alma encontró aquella que la completaba’. No sé qué idea le rondaba la cabeza, ni si la tónica estaba en perfecto estado o caducada, o si la ginebra era una aleación de Larios y endrinas a partes iguales e insolubles. No sé, supongo que estaba sentado en su escritorio, jodido por algo, y se dijo algo a sí mismo que le pareció bien. Lo escribió, lo leyó, y le siguió sonando bien. ‘Vaya, parece que vamos teniendo un poema’. Y él vió algo de luz mientras nos llenaba de oscuridades a los demás.

En cualquier caso, toda acción siempre parece ser una representación intencional. Haces las cosas con la intención de sugerir algo (de conseguir algo, pero decirlo de este modo es más bestia). Ahí tienes y llevas tu ilocución, en bandeja y maleta de plata sobre ruedas de goma (que no hacen ruido). Ahí declina cualquier responsabilidad (se dice) sobre la acción. Qué eufemismo, lo que termina es tu campo de actuación, la historia se larga del tiesto y te deja oteando, para ver qué demonios pasa ahora. Luego pasa algo, y ahí anda la perlocución. Si coinciden razonablemente una y otra te creces, y te da por pensar que tienes control sobre las consecuencias. Reafirmas tus lazos con la ley de la causalidad.

¿Y si no? Pues te dices que el mundo está gilipollas y no responde como mandan las leyes y sigues con tu causalidad, que no te vas a hacer empirista radical a estas alturas y ponerte con estos Humes y Berkeleys y demás bichos de tamaña ralea a decir «bueno, sí, hoy por hoy… pero bueno, no es algo sobre lo que se puedan fijar inferencias de ningún tipo, más que ya históricas… hay que ser prudente, estimado colega, prudente con la bola de billar, el taco y la mesa…» Y el café se calienta justo después de un minuto y medio en el microondas si y solo si este último está enchufado, con la puerta cerrada, si efectivamente el vaso se encuentra dentro conteniendo café con leche, si tú mismo o alguna otra entidad corpórea con capacidad para ello gira la rosca del tiempo y le da ese golpecito requerido a la puerta y hacia dentro, si efectivamente se permite que transcurra el minuto y medio requerido a tal efecto y, después, si y solo si tú mismo o alguna otra entidad corpórea con capacidad para ello comprueba inmediatamente (en la medida de lo posible y de las restricciones del espacio) la temperatura.

Porque si dejas pasar una unidad temporal a la que podríamos llamar, perfectamente, x, es más que probable que el café esté frío de nuevo.

mosquitos

Creo que es posible que alguna vez una voz contuviera a otra, le limara el filo y le ionizase el alma de algún modo. Es posible que encima de todo (y al mismo tiempo bajo cualquier cosa) se pueda ver un esquema, como una especie de muralla china conteniendo los significados y los trazos de un miniverso pequeño, recoleto, centrado y mesurado en su propia intensión, viva. Seguro que hay algún guarismo que puede eficazmente analizar y desempolvar los mecanismos, las formas y los contenidos, sacándonos el resoplido del alivio de dentro del esófago.

Pero que eso exista no significa que eso sea todo.

Más bien parecen pequeñas parcelas de tierra en la tierra. De verdad lo parecen. De verdad, dan medio miedo. En verdad parece que lo único que tienen es fé en sí mismas. Y ni eso. Resignación en sí mismas. Casi nada. Un leve aliento.

Y detrás no hay luz, ni sombra, ni voces, ni sonidos.

La eficacia es un mosquito. La eficacia del mosquito.

dioses y hombres en un mismo callejón

A veces suceden cosas impensables e inexplicables que hablan de la buena intersubjetividad del buen Kant. A veces tienes la sensación de que los seres humanos, como él pretendía, comparten unas estructuras comunes que facilitan enormemente la comunicación, que la hacen intuitiva, sencilla, efectiva. Que eluden de algún modo y en algún punto el solipsismo. A veces recuerdas lo que era un beso elemental que no se pretendía más que a sí mismo. A veces te parece que, aunque nada tiene sentido absoluto, es emocionante emocionarse con los relativos.

No sabes, dudas, tienes miedo. Padeces y sientes. Te emocionas y echas el freno de mano. Miras a tu espalda y ves espectros del pasado, haciendo muecas con los dientes. Recuerdas a Hank:

«Deslízate» (está en la bitácora, en alguna parte…)

Recuerdas «El club de la lucha»:

«Deslízate» (también está por ahí).

Dioses y hombres en un mismo callejón. Malditos, plenos y vacios, intensos y secos, vivos, muertos, rotos, enteros. Carne y luz y silencio y perplejidad en el callejón. Deslízate.