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1º jornada burgalesa





Primera jornada burgalesa. Siempre hay doscientas fotos más, pero me contengo. Todo empezo muy bien, con un rivera del duero y una cosa que no sé cómo se llamaba a base de clara de huevo, cangrejo y atún (y mahonesa). Una noche excelente.

La noche burgalesa terminó con un mus (que perdí, digamos que fue por el cardhu) y dany me dejó en casa, con la promesa de no irme de bares (pero me fui, lo siento, a olvidar) y cuando llegué a casa me abrí una botella de cava (Anna de Codorniu) brindando por lo mismo de siempre.

sabiduría de los libros y los bares

Siempre pensé que había un tipo especial de sabiduría en los bares y en los libros. Siempre supe que eso era lo que más me importaba, por encima de todo (conozco lo que estoy diciendo en su justa medida). Hoy he visto Con Air, y no he podido evitar llorar como un niño con un rasguño en la rodillla al ver al neanderthalensis americanus de turno abrazar a su mujer y a su hija al final del bodrio. También lloré, hace un poco más, un par de horas quizá, con El Señor de Los Anillos, cuando Sam se lanza al agua sin saber nadar para seguir a Frodo. Eso me dice que es verdad, que hay un tipo especial de sabiduría tanto en los bares como en los libros. Pero ya no estoy tan seguro de que sea eso lo que yo quiero. Al menos no lo que quiero por encima de todo.

Es extraño, pero me gustaría olvidar. Los libros, los personajes que construyeron mi tiempo. Los bares, los mismos personajes en otra parte. Todo conspira para mostrarme otro estado de cosas. No supe lo que tenía entre manos, porque lo tenía. Tópico. Topo, lugar, utopía, sin lugar. Tópico. Las tres de la mañana y aún espero una llamada prometida para esta semana. Como un idiota, lo sé.

Utópico.

Me pregunto cuánto queda para olvidar a lore. Eso da igual, supongo. Pase lo que pase todo esto habrá terminado entonces. Nuestra historia se mezclará con todas las demás que no supieron cuajar, o no pudieron (no supimos). Quizá saldrá algún día una buena novela de esto, pero es difícil que salga nada. Me gustaría olvidar, si es que en algún momento me he enterado de algo. No creo. Tanto tiempo viviendo un sueño (los sueños no siempre son hermosos, son sueños nada más). Pisé una mina. La mina la puse yo mismo. Y eso no afecta en nada. Suerte, mi niña.

_______________________________________

Deambular es un sentido último, una revelación de los pasos, o meterse en medio del asunto sin ningún fin determinado. Sí, deambular es ponerse a la espera, pretender que algo diga que lo es mientras uno está presente y ver las caras, y las cosas, y todo en armonía consigo mismo (claro, quiero estar en ese punto yo, tener armonía en mis sentidos para ver si se extiende al resto de la vida).

Para ser más fácil es mejor convertirse en difícil. Son las dos de la tarde, y media quizá. No sé que haré con las cosas y con todo lo demás, pero seguramente deambularé, intentando hacer propia la misma coherencia que digo. Intentaré no pensar demasiado, por supuesto, porque eso siempre complica las cosas. Intentaré volverme loco con alguna escena, que me llegué al fondo, para guardarla en algún lugar de dentro y algún día escribirla. Eso haré.

pero la mierda me la quedo

Descuéntame las horas que no he estado contigo,
mándame un factura al parque donde vivo.

Extremoduro.

Caminas, sales, soles, contrapones y caminas y te pierdes, descubres por donde no y coges la primera desviación, derecha, izquierda… quizá hayas perdido la cuenta de los días que han pasado fiesta tras fiesta y no recuerdes la última vez que viste alguna serie estúpida de la primera después de cenar, cama y sueños tranquilos. Y no importa, hay gente, esparcida por ahí, como islas en medio de la corriente. Les ves y refulgen, y te entienden aunque no hablen de ello, tanto como tú les entiendes a ellos. El resto de la humanidad anda tan perdida contigo como tú con ellos. Esa gente te convence, sin decir nada, de que no vales tan poco como opinas tú mismo cada día. Te toman de la mano (ellos han estado aquí, saben lo que estoy viendo y cómo, saben que no es un camino sin retorno ni un sendero al desastre -aunque también existe la posibilidad de que termine siendo ambas cosas-) y enciendes un cigarro con ellos y quisieras que no terminara nunca, porque con ellos te encuentras tranquilo, relajado.

Comprendido.

Hay un poema… (siempre lo hay):

AÑO NUEVO

Como las cosas no podían
ir a peor
-escribió Kafka,
en su Diario- mejoraron.

Cómo me gustaría, ante este negro
e inhóspito horizonte que se abre,
ante mí – como un año más,
o como un año menos-,
poder decir lo mismo.

Pero siento
que no he tocado fondo,
que hay más miseria, más dolor, más tedio
más adelante, que las cosas
pueden empeorar.
Que lo peor, como quien dice,
aún está por llegar.

Javier Salvago.

Y vas comprendiendo que tocar fondo puede empezar siendo un ideal más o menos tonto y romántico, pero rápidamente este carácter se volatiliza ante la fuerza de la ostia que está por llegar y

…tener la lengua tan larga como para llegar al fondo de la botella…
…o no recuerdo nada o es que tú te has ido y no tengo constancia de vivir lo que he vivido…
…sales y soles y tiras los segundos con la indiferencia con la que arrancas las páginas de los meses de un calendario…

Y notas que el momento se aproxima (aunque pueden quedar años…) y que estás lo suficientemente hecho añicos ya como para desear la gran ostia que te recompondrá o te destrozará para siempre jamás y…
pones una lavadora, sin planes
sin silencio… y recuerdas…

(lamento preocupar a algunos con esto) el camarero te dice: «si yo hubiera tomado lo que tú tomaste ayer, estaría seis meses en la UBI, no entiendo como puedes tragar tanto sin inmutarte y sin parecer borracho…» La fiesta de la empresa… barra libre de autocompasión… (lamento preocupar a algunos con esto) y cuando te vio entrar hoy (el camarero), te dijo: «Dios mío, ¡caminas!, ¡estás en pie!» y tú te quedaste esperando la segunda parte (aquella en la que te cuentan las burradas que has hecho), pero no la hay, y tomas un café tranquilo, sin resaca, sin ostias, sin más que un agujero en medio del corazón por el que sangras las palabras que cuentas y…

empiezas a hablar de fiestas (bufones somos y en la risa nos encontraremos), una lengua tan larga como… el fondo de la botella esconde un secreto terrible:

es sólo un espejo, uno preciso, exacto, milimétrico donde te ves

y quizá alguna vez te gustes, o no, pero lo importante es que te ves, te estás viendo, estás viendo el fantasma de ella detrás de ti, preocupado o indiferente o enamorado o superado o idiota o calmo o enfermo o…

(Loli dijo: «sabes dónde estás, sabes que estás perdido, peor es no saber que estás perdido». (¿Me estaba diciendo que siempre estamos perdidos? Seguramente, pienso ahora).

…o o o estulto y te corroes por dentro con cientos de imágenes que estás viendo en cada momento (si se puede decir follar en esto me recuerdo con lele follando en todos y cada uno de los parques de Madrid, y me recuerdo en brazos de lele mientras la escuchaba y todo tenía un ritmo, un sentido correcto, todo tenía COHERENCIA, una coherencia admirable entre el mundo y nosotros y las cosas

dando vueltas
en círculos concéntricos
sobre la fuente despejada
de nuestras cabezas

y recupero el control y estoy bajo medicación necesito el odio y la rabia tengo que tomar mi dosis de muerte si quiero mantener la vida y necesito el amor (no importa que no sea correspondido) aunque si no lo necesitase daría igual
estoy lleno de amor y eso y paso de romanticismos
pero estoy lleno de amor y amor y amor y eso esas cosas terribles
y roncas como la garganta de Diego
mientras roncaba la noche de anoche compañero de copas
como el conejo de duracell no me podían seguir nadie podía
pero no entendían nada
no entendían que yo tengo un cañón, una fosa tectónica o tautónica
una grieta abisal

estaban intentando seguirme los pobres y no entendían que yo,
anoche,
podía haberme tragado el puto universo hecho vaso con hielos
porque yo,
anoche,
estaba muerto y los muertos no se preocupan por mundanidades
como el hígado o el riñón o
simplemente
la borrachera

anoche no podía emborracharme del todo,
porque estaba muerto,
bien jodido
liandocigarroshaciendofotostomandocopasmandandoalamierdaaltiempo
que no existe, porque el tiempo no existe y tomaba y bebía y sentía que me
vaciaba y el espejo del alcohol me devolvía mi imagen
azogue podrido
pero perfecto y yo era consciente de que al otro lado de la botella

está la solidez del tiempo (que no existe)
la otra cara de la entropía (que no existe)
la otra luna de lorelay (que ya no existe)

y me estaba matando estando muerto y estaba vomitando lo que me ha hecho morir todo este último año de mierda
un año negro
un año equívoco
y lleno de errores que me ha colocado
exactamente
donde estoy y tengo algo de miedo y algo de pavor
ante la vida que se abre y sobretodo porque la vida que se abre es una kk porque cierra la vida que se cierra (se va a cerrar de todos modos)
y tengo una imagen de mí, caminando, comprando cervezas y pizzas en alcampo y pienso que no está todo perdido porque tengo a un individuo
que camina
y que siempre se va a tener a sí mismo (no suficiente, I’m sorry)

Y camino y camino y me deslumbran las luces del centro comercial de mierda en carteles que dicen «te esperamos el domingo» y yo joder, ya he hecho planes, casi me pongo a llorar en la puerta del puto alcampo porque he hecho planes para el domingo y no voy a poder venir, disculpadme, pero estoy algo loco y he hecho planes y no voy a poder venir el domingo y casi se lo suelto a la cajera (15,45 euros)
y ella me hubiera mirado como si yo estuviese loco
y entonces la hubiera abrazado con fuerza porque me comprende
y seguramente el seguridad de alcampo me hubiera echado y las cervezas y las pizzas me hubieran salido gratis

(no voy a negar que esto puede haber pasado, pero tampoco lo voy a afirmar aquí)

y en la calle me reencuentro con el autobús y con la gente y meto el ticket del abono en el cacharro y estoy dentro
me han dado permiso para estar aquí,
lo agradezco con un sonoro pedo mientras miro a todo el mundo para que alguien se enfrente a mí
pero todos miran a otra parte
y me siento solo
joder, jodidamente solo
me bajo en mi parada y saco las llaves
entro en casa
me han dado permiso para estar aquí
luego vendrá la gente, haré fotos,
seguramente haré fotos
para comprender el presente en un recuadro y
no olvidarlo jamás
para decirme a mí mismo que esto es lo que soy
no lo que tengo
y que lorelay está en otra parte tomando cervezas bajo el sol del mediodía y
preguntándose
¿qué será de aquel chico con el que salí un tiempo…?
en una tumbona, tomando el agradable sol, la cerveza
está fría y ella pinta un cuadro en el que se ve a una mujer atrapada en cuatro paredes
terribles, con la forma y la fuerza de las paredes sin puerta
y sonreirá
porque ella ya no está allí.

Yo no sé quién quitó las puertas. El maestro de algo lo hizo, quizá, o el tiempo, o la falta de sentido del humor, o el peso, el simple peso (cuando se va y no está uno siente la insoportable levedad del ser, uno siente que lo normal hubiera sido que se desgarrase el vestido de dolor por la necesidad, la falsa apariencia de peso que sentimos debemos generar forzosamente en el amor)

escupiré un cerrojo esta noche y me transformo ya, me estoy poniendo las pestañas y la nariz de payaso. Conmigo los momentos son intensos, dijo Javi, y yo poniendo lavadoras y añorando imposibles me siento una especie de lagartija o algo así, algo insignificante en cualquier caso pero es bello poder insuflar la vida que se me escapa entre los dedos a los demás para que se sientan vivos

preparo las ideas que me consumen hoy, las doy forma de discurso. enfrío las cervezas. todo está preparado, esto no es un espectáculo. es mi misma puta vida metida en un frasco alrededor del cual crecen flores. yo doy las flores. el contenido del tarro me lo quedo. no quiero hacer un fracaso de esto. no quiero reventar en la mierda del tiempo (que no existe) y te ofrezco
las bellas terminaciones nerviosas polinizadas
que nacen de la mierda. pero la mierda me la quedo.