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la tercera vía

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Claro, conocía dos formas evidentes. La primera era pasar la noche lloriqueando. La segunda era emborracharme hasta morir y morir en la juerga hasta el mediodía de hoy.
Pero había una tercera, la indolora, que consistió en estar en el Baibén con mi hermana y Solano, tomando algunas copas (joder, os debo unas cuantas a los dos), saludar y no meterme en historias tontas. Y eso hice, algunas copas y a las cuatro en casita durmiendo.

Me lo pasé bien. No fue algo excepcional, pero sí fue lo necesario para poder dormir y hoy no estar destrozado del todo. Aún así la resaca es severa. Pero anímicamente estoy bien.

Comer en casa de mis padres, hincharme y pasar la tarde como se pueda.

Miller, Trópico de Cáncer y Trópico de Capricornio.

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Henry Miller
Trópico de Cáncer.

Letras Universales. Cátedra.
Traducción de Carlos Manzano.
Edición de Bernd Dietz.
Diseño de cubierta Diego Lara.
Ilustración Dionisio Simón.
Tropic of Cancer.

Henry Miller
Trópico de Capricornio.

Letras Universales. Cátedra.
Traducción de Carlos Manzano.
Edición de Bernd Dietz.
Diseño de cubierta Diego Lara.
Ilustración Dionisio Simón.
Tropic of Capricorn.

Llegué a Miller justo después del 14-S. Antes había intentado leerle, pero no me había dicho mucho. No sé qué no había sido capaz de ver en él, pero algo hubo que me separó. Después de la fecha maldita de turno todo fue mucho más claro. A mí, personalmente, me pegó una buena ostia, porque no hay nada, porque damos tumbos, porque nos equivocamos. Miller no se salva, se muere y no comprende nada (o comprende demasiado, topicazo). Así estamos cuando nuestro centro explota y se pierde y de repente nada gira y todo se limita a ir a alguna parte que no conocemos sin ningún sentido ni finalidad aparente.

Con las piedras, con la cerveza.

Con la cerveza pasa como con todo, en cierto modo tienes que obligarte para comenzar, haces pereza… y no puedo dejarme abandonar, porque empiezo a notar los fuertes golpes que este fin de año me va a traer de propina. No sé si tomaré la decisión de hacer borrón y cuenta nueva (como si fuera cuestión de decisión…)
pero cómo va a doler, lo juro.

Harto de tanta mierda. Harto de querer a quien no te quiere. Menos mal que no la soledad (al menos no en soledad, otra cosa es lo sólo que me puedo llegar a sentir, incluso rodeado de tanta gente (joder, gracias a todos)).

Y caen piedras, escombros, me golpéan la cabeza. Están por todas partes, el mundo es policéfalo como siempre, pero siempre los mismos golpes y… estamos condenados a
vivir en los espectros de los que ya no somos?

No tengo ni idea. Todo será distinto allí, donde se puede ser feliz. Esta navidad toca Barcelona, allí se es feliz. Aquí sólo hay hojarasca del humus que no es sino cuerpos muertos por todas partes. Me gustaría escribir algo bonito, algo perfectamente bonito, pero todo gime, gime a mi alrededor y ni siquiera puedo
hacer
un
poema
de
amor
del bueno, de los clásicos, de esas cosas que perduran. Ni siquiera puedo hacer canciones (gracias, dany, por hacerme las letras) ni siquiera puedo tocar algo, consumir algo que no sea familia y cerveza (aunque no estrictamente por ese orden) y odio los sentimentalismos, y odio que hoy sea un día especial por ser 31 de diciembre.

Pero lo es.
Este es mi homenaje póstumo al año que muere.