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Tom McCarthy, Residuos

Residuos, Tom McCarthy
|Epublibre|

Vivir con la sensación de que estás construyéndote de forma artificial todo el tiempo. Que todo lo que haces es una simulación en la que interpretas un papel. Como si en vez de haber venido a la vida para vivirla, nos consumiéramos en un juego de espejos en el que unos y otros ofrecemos una representación a los demás para que todo el mundo tenga claro a qué atenerse y no cunda el pánico. Humanos actores que no fluyen con la naturaleza y se inventan y retroalimentan en un mundo reificado.

Al protagonista de la novela le sucede una cosa: un objeto cae del cielo y le golpea dejándole en coma. Eso resulta en dos cosas: una indemnización millonaria y la necesidad de aprender de nuevo los movimientos más básicos.

¿Cómo es coger un vaso? ¿Cómo es moverse, como es saber cómo se hace algo en vez de simplemente hacerlo, deconstruirlo hasta ver sus elementos más fundamentales con el fin de poder reproducirlo?

Seguir ese camino le llevará al análisis minucioso de lo cotidiano para aprehenderlo y reaprenderlo, reconstruyendo un edificio entero que recuerda a partir de una grieta. Y de lo cotidiano a lo excepcional, y de lo excepcional a lo peligroso, y finalmente del simulacro a lo inmediato, buscando cada vez una mayor dosis de realidad, incluyendo la repetición como proceso de perfección y de aprendizaje en el que se destierra el pensamiento, se recupera el instinto.

Un Narciso que se mira y ve el andamiaje de lo real, y quiere volver a fluir con el tiempo y las cosas allí donde el tiempo y las cosas son. Un dinero todopoderoso y sin olor que convierte a los seres humanos en esclavos sumisos y es capaz de realizar todo lo que se proponga como si realizara un prodigio —y el prodigio es, en sí, comprarlos y rentabilizarlos—, una sociedad construida entre alfileres e incoherencias que no sabe rescatarse de sí misma, y que produce monstruos lógicos. Y un hombre que lidia con el estrés postraumático como va pudiendo mientras controla y juega con lo que le rodea, incapaz de salirse de sí mismo.

Una novela tremenda, si te fijas. Si no te fijas una historia muy curiosa.

los versos del hambre, sara m. bernard

los versos del hambre

No sé si me gustó del todo, no sé si está del todo bien escrito. Demasiado esquématico muchas veces, se intuye una tijera bruta de poda entre los párrafos de cuando en cuando.

Lo que sí sé es que está lleno de cosas que deben decirse, escribirse, leerse y rumiarse para recalentarnos. Para encabronarnos. Y que esta muy bien verte en otra parte de cuando en cuando, reconocerte en otra vida. No sé si por el mal de muchos, pero creo que no. Creo que es más bien por la rabia y el orgullo de muchos. Y porque te reafirma. Una cosa es lo que nos cuentan que la cosa es, y otra cosa muy diferente es lo que realmente es. No se nos debe olvidar contarnos lo que vemos antes de que nos volvamos idiotas del todo con lo que nos cuentan que estamos viendo. Esto es una guerra de percepciones, y tengo la sensación de que la estamos perdiendo. Y de que la perderemos y nos repetirán como loros «trabajo, formación, esfuerzo» y todos nos sentiremos culpables por estarnos muriendo de hambre por nuestra propia pereza. Y será culpa nuestra y así seremos definitivamente más maleables.

Y los cuatro locos que digan las cosas que se dicen en los versos del hambre estarán encerrados sin molestar en alguna tendencia intelectual irrelevante.

Pero eso aún no ha pasado. Hay que escuchar cosas como esta y mirar dentro a ver qué hay de cierto. Porque en este libro la verdad se mira dentro, comparando con lo que te ha pasado a ti.

Echadle un vistazo por un euro y casi nada en Amazon, la precariedad no se destruye, se transforma.