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epubgratis ha muerto, viva epublibre.org

¿cómo creamos, de la nada o de todo lo anterior?

El tablero de juego

El 1 de octubre del año pasado saltó el hecho de que el dueño de epubgratis.me había vendido la página. A partir de ahí empezaron a cambiar las cosas, la web empezó a funcionar mejor (siempre había sido muy muy lenta) y a cambio cascaron un .exe para descargar el enlace magnético que instalaba malware en el ordenador. Como los editores y los usuarios empezaron a protestar (evidentemente) censuraron la publicación en el foro e incluso a día de hoy todos los comentarios en él y en los libros siguen moderados.

En epubgratis los editores eran los que subían los libros a la web, y para poder ser editor tenías que superar previamente unos exámenes de calidad en la maquetación de los epub. Por lo tanto de algún modo el dueño vendió la web incluyendo las maquetaciones de otros sin consultas ni debate.

Dejé de entrar en la web, y comencé a habituarme papyrefb2 (ya no funciona, cayó gracias a la nueva ley de propiedad intelectual), aunque no me gusta la calidad de muchos aportes y aunque en epubgratis el sistema de descarga del malware sólo funciona bajo windows. Incluso bajo güilson hay opciones para esquivarlo.

Hace unos días me enteré de que los editores que salieron de epubgratis habían iniciado una nueva web, epublibre.org y su proyecto scriptorium. Y la verdad es que tiene muy buena pinta. He solicitado acceder porque creo que pese a los intereses contrapuestos hay más pros que contras.

El juego

El trabajo de los editores de epubgratis terminó siendo el beneficio del dueño de la web cuando vendió (a algunos les dió tiempo a retirar las obras que habían subido, nunca fuí editor así que no sé como funcionaba eso en concreto). Es evidente que no eran sus obras ya que ellos no las habían escrito, sólo las habían maquetado para bien de los demás usuarios, pero ellos a diferencia del dueño de la web no tenían ningún ánimo de lucro ni ganaron nada en ningún momento. Trabajaban gratis en un esfuerzo por compartir la cultura.

Después del cambio no entré en la web más que esporádicamente y como último recurso debido a dos motivos: el uso del ejecutable que instalaba malware en tu pc y la censura previa en todo comentario. Epubgratis había sido un proyecto precioso y un ejemplo de colaboración y compañerismo y una empresa vió beneficio y entró como elefante en cacharrería destrozando todo lo que había. Lo primero jamás me afecto al entrar con mi !#, y en cuanto a lo segundo jamás formé parte de la comunidad más que como lector, pero aún así fueron motivos suficientes para no volver.

Epublibre.org es un intento de volver a ese espíritu, y esta vez no voy a quedarme a medias y voy a entrar hasta el fondo, hasta donde pueda.

El fondo

La cultura no puede ser un privilegio elitista. No es posible que el acceso a la misma se regule por la cantidad de dinero del que dispongas para comprar los diferentes formatos en los que disfrutarla. No sé cómo solucionar el hecho de que los productores de cultura tienen que comer (tengo alguna idea que expongo más abajo), y ahí es donde debería situarse el debate ahora mismo y no en ninguna otra parte que beneficia más a los distribuidores oficiales (en cualquiera de sus soportes) que a los propios artistas, los verdaderos creadores de la misma. A veces según el discurso de las productoras y distribuidoras parece que sin ellas sólo habría una estepa árida.

Los artistas y los espectadores estamos muy unidos, pero los distribuidores están consiguiendo eludir el nucleo del tema al hacer que nos disparemos entre nosotros. Es una cortina de humo muy eficaz en la que los artistas odian a quien presencia sus obras y los espectadores a quien las produce.

Una cultura cuyo pasaporte de acceso es el dinero contribuye activamente a mantener las diferencias sociales en el presente y a perpetuarlas en el futuro. Si tengo dinero mi hijo tendrá un buen acceso a la cultura, si no lo tendrá más limitado, alterando la igualdad de oportunidades.

En este momento de difusión cultural en el que el soporte físico es cada vez menos necesario la existencia de unas bibliotecas que contuvieran toda la producción y en las que se podrían simultanear todas las peticiones de una misma obra a la vez sería más que factible. Se podría estipular un pago por uso para el artista en función de las descargas de su obra o en lo que se estimara conveniente. Una parte podría ir para las distribuidoras, pero como no tienen mucho sentido en este nuevo sistema de distribución no lo están permitiendo, pese a que es igualmente bueno para la producción cultural, para el artista y para el espectador, y solamente amargo para ellas. En los casos en que no lo pueden evitar las zancadillas son constantes, como en spotify (porcentaje de ingresos a discográficas y el porcentaje de ello que «ven» los artistas) o filmin (¡en novedades aparece hoy la primera una película del 2009 y en SD!)

De hecho desde hace muchos años es el lugar al que todo apunta, con proyectos como jamendo, bandcamp, o cualquier tipo de crowdfunding, aunque desde luego no bajo los esfuerzos del gobierno, siempre amable con quien le paga y le acaricia. Se que estoy mezclando cosas diversas, pero lo hago porque en el fondo comparten un principio semejante: la información debe circular libremente.

Durante años los sectores que han perdido sentido han desaparecido, por citar los típicos tópicos podemos recordar la venta de hielo para neveras al llegar las eléctricas y las bandas que tocaban en salas antes del tocadiscos. ¿Alguien se imagina al gobierno manteniendo a todas y cada una de las empresas de la construcción después de la llegada de la crisis económica y de crédito y el parón de las ventas? Pues algo parecido están haciendo con respecto a discograficas y editoriales a través de normativas legales que penalizan a una gran mayoría de la población en su vida diaria. No sé hasta qué punto una ley que es inclumplida por la mayoría de la población de un estado es una ley justa. Sí lo sé. No lo es.

La cultura debe ser universal y gratuita si queremos una mejor humanidad. Restringir, del modo que sea, la libre circulación de la información nunca ha contribuido en nada al desarrollo del conocimiento, y en las pocas ocasiones en las que un copyright ha sido productivo (si lo ha sido) ha terminado enquistándose y gangrenándose. Las farmacéuticas son un buen ejemplo de lo que sucede cuando la posesión de la información se paga, y caro. El copyright es en teoría un modo de estimular la inversión en investigación pero termina siendo un freno para la misma. Todos los tratados de libre comercio que puedas mirar no son más que el intento de proteger los intereses de unos pocos a cambio de espejos, alcohol y abalorios.

Y por todo eso, explicado de un modo un poco arbóreo, me gusta epublibre.org, porque es parte de todo eso en lo que creo. Creamos a partir de la información de la que disponemos, ponerle barreras al acceso a la información a la humanidad es empobrecernos ahora y consecuentemente en el futuro.

backupify

Si alguna vez te ha importado qué pasaría con tus tweets si tu cuenta de twitter se fuera al traste, o si no tienes copias de tus fotos de flickr en algún sitio seguro, o si te tortura pensar que tus sandeces en facebook puedan diluirse como una meada en un río, puedes usar backupify. Es un servicio gratuito en la versión básica (2gb, ojito) que te permite hacer backup de tus cuentas on the cloud.

El backup lo hace automáticamente una vez al día, así que puedes darte de alta, configurar los servicios de los que quieres guardar copia y olvidarte de todo hasta que algo no funcione. En ese momento ya puedes darle al boton de recuperar contraseña si no usas clipperz, que será algo de lo que hablemos otro día.

Si eso.