Ayer con la guitarra haciendo letras con un papel y un boli. No voy a ser yo quien venga a reclamar lo que fue, pero es más cómodo que andar para atrás y para delante con un reproductor y un editor de texto en el pc. Y claro, me conecta con otro que fui y no sé si soy pero aún vibra.
Te sientas en alguna parte, vas tocando, piensas, llegas a algo. Tumbas la guitarra sobre tus muslos, escribes apoyándote en ella, vuelves a empezar. Vuelvo a ser aquel que fui y a alegrarme por ello. Cuando todo aún parecía posible, cuando la opción parecía real.
Es posible que después la ilusión se esfume, pero las letras se quedan y aportan la coherencia que acaba de irse por el sumidero. En un futuro en el que el sentido desaparece quedan los objetos, testigos y sujetos mudos de lo que fue.