Hace medio año un grupo de nuevos jugadores, recién salidos de una academia, decidió que sería interesante probar el infiltrarse en una corporación de otra gente, conseguir información sobre sus movimientos y fulminarles una Orca, que es un mostrenco de gran capacidad de carga, resistencia y, claro, precio. Y lo hicieron, intervinieron sus comunicaciones mediante el espía, prepararon el plan y lo llevaron a cabo.
Seis meses después esa corporación encontró la entrada a un agujero de gusano temporal que lleva al sistema donde viven nuestros tipos, y montaron un plan de venganza. Afortunadamente los tipos conocen a gente que conoce a gente y pudieron montar una operación de defensa, y al final salieron bien parados.
EVE paga. No importa lo que hagas, todo tiene su consecuencia allí dentro. La profundidad a la que se tejen las relaciones en la maraña social que constituye el juego puede ser agotador y casi inexplicable para los nuevos jugadores. Puedes crearte un nuevo personaje, pero no cambiar tu voz (TS, Mumble) o tu forma de escribir.
En realidad no es un juego, es una afición. No vas allí a buscar algo que como un producto se te dé (la sensación de victoria, el reto de subir un nivel, etc), algo que exiges y recibes, sino que entras a ver lo que sucede, quién hace qué y cómo te afecta, y eso será lo que configure tu juego del día. No entro regularmente desde abril, hace ya un buen rato, y no he encontrado otro que funcione del mismo modo.
El problema es que a los juegos se les ven las cuerdas en lo que respecta a la intención de mantenerte dentro. EVE no se preocupa por eso (lo que ha hecho que no siempre le haya ido bien). Nadie te va a hacer zalamerías allí dentro, no vas a ser el héroe que va a salvar al universo (aunque creo que el último tutorial ya incluye algo de esa narrativa, pero al pobre novato la gloria le va a durar hasta que lo termine y salga fuera), nadie te va a dar tu juego cuándo y dónde tú quieras. Aquí las cosas pasan sin pensar en ti.