«Mi propia interpretación es que la realidad es mucho más compleja de lo que nuestros sentidos pueden observar, de lo que nuestra inteligencia puede entender, y de lo que nuestro lenguaje puede describir en esta fase de la evolución de nuestra especie.
A nivel fundamental, la realidad es una realidad quántica donde no hay ni ladrillos, ni pantallas de ordenador, ni gatos vivos, ni gatos muertos, ni observadores independientes, y donde sólo existe una superposición de estados de complejidad inimaginable.
Nuestros cerebros no tienen suficiente capacidad para almacenar y procesar información tan compleja, y entonces dividen la realidad en mundos paralelos que nuestra inteligencia puede manejar con más facilidad.»
Es más que posible que sea una estupidez, pero se puede buscar el paralelismo (esta vez poético) con Sergi Puertas en No. La realidad, dicen los científicos, no es que pueda ser comprendida mediante la mecánica cuántica y su incertidumbre, sino que se comporta de forma cuántica.
La única diferencia es dónde sitúan el colapso que nos hace percibir una realidad normal, porque nos digan lo que nos digan un río es un río. Unos dicen, a raiz de el principio de indeterminación de Heisenberg, supongo, que es la mirada del observador la que colapsa los estados cuánticos para formar uno normal, y el autor del artículo del que sale la cita de arriba opina que simplemente, nuestro cerebro no está preparado para ver los estados superpuestos y contradictorios, por lo que simplifica (así el colapso es perceptual, no real).
La mecánica cuántica, como bien dice el artículo, funciona. Hay que darle algo de crédito. Y además parece precioso el concepto de una realidad basada en estados superpuestos, no inmóviles.
Cervezas.