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pos cagonada

Jamás, jamás, jamás había visto esto así.

Pues entre el teletrabajo, Blade Runner, python de nuevo y Cyberpunk 2077 con GeForce Now no me estoy enterando de nada. Menudo inicio de año, nunca había visto estas temperaturas en Madrid.

Mi primera tontá del año. Bueno, al menos la primera registrada aquí

# pos cagonada

seguir = 'si'
while seguir == 'si' or seguir == 's':

    print('Te ayudaré a saber el número de letras de tu nombre.')  
    nombre = input('Tu nombre es... ')

    print('Yeah, ' + nombre + ' tiene ' + str(len(nombre)) + ' infames letras.')

    print('¿Quieres seguir? (Sí o no)')
    seguir = input()

Vuelvo a estar encerrado, esta vez como precaución ante el hielo. Haciendo malabares con la comida que tenía en el armario para cocinarme cosas interesantes, durmiendo mucho y bien. Tocando, cantando, escribiendo, jugando… he terminado Blade Runner veinte años después y aún no sé qué pensar al respecto.

Total, que mucha actividad, que bullendo, que ya iremos viendo, que parece que ahora es tiempo más de hacer cosas que de ir anotándolas.

decir

Cada vez encuentro más atractiva la idea de programar, ese mundo matemático en el que si se aceptan las reglas lo demás se simplifica. La pelea cansa. La perspectiva, la competitividad, el miedo, el egoísmo que hace sencilla y deseable la mentira e imposible la comunicación. Es un caer en el aire intentando aferrarse con las manos a ideas, datos y sentimientos que a la hora de compartirlos se escapan entre los dedos por mucho que los aprietes contra ti. De hecho es en ese contra ti donde aparece el problema.

Lo único que se puede escribir son descripciones. Los demás harán con ellas lo que les dé la gana, pero ya estará hecho. Describir lo que ves, hacerlo.

Pero, cuidado, no puedes hablar de nadie, no puedes dar lecciones, no puedes enseñar nada: no puedes porque nadie puede. Sólo puedes describir y describir y asumir que quien te lea no va a dar un duro por ti a menos que ya lo diera de antemano o que entienda que le hablas de algo que él ha vivido. Y asumir también que no lo va a entender, que por mucho que lo intente y se esfuerce se estará convenciendo de estar haciéndolo mucho más de lo que lo estará consiguiendo.

Aunque es verdad que hay otra cosa tan interesante que da miedo, que se convierte en una certeza de mirar el abismo nada más ponerse con ella. Hablar del proceso. Eso sí que sería algo de lo que poder decir, donde poder comprender. El proceso de cómo se crea y se destruye lo que se difumina. No de ningún lo que concreto o singular, sino sólo de cómo.

gente

Doscientos sacapuntas siete muelas y aún en el punto de partida. Doscientos sacapuntas, siete muelas y todo el mundo nervioso mientras, de fondo, suena el himno a la alegría por los altavoces para mantener todo en su sitio. Doscientos sacapuntas incautados, siete muelas de gente nerviosa sacados a golpes, cuatro reglas, dieciséis cartabones y catorce escuadras. No hay más punto de partida que el punto de partida, pero a partir de ahí todo se complica. Parece fácil mientras te vas preguntando qué hacer a continuación, y lo que importa sobre todo lo demás suele ser el instinto, que es algo indeterminado en el que doscientos sacapuntas siete muelas cuatro reglas dieciséis cartabones catorce escuadras no importan nada y lo que realmente importa es lo que te va pareciendo, y a mí no termina de parecerme nada mas que un jodido asco. Tendría que haberme quedado en casa.

La idea era otra. Se suponía que iba a ser más divertido. Tengo en la cartera los dibujos de mi hermana en la que yo aplastaba los bichos y los convertía en papilla y eso que me pareció tan divertido entonces es, ahora, presenciándolo en directo, otra cosa. En los dibujos aparece un letrero sobre mi cabeza que dice el tate acaba con ellos y ellos son horribles y está bien que los mande a la mierda, pero aquí delante no lo tengo tan claro porque respiran y sangran y se mean y se cagan y sudan y huelen a miedo y son horribles y parecidos y se parecen a mi y a mi hermana y me da cosa seguir presionando una vez que el daño les alcanza. Quizá deba seguir con el asunto por ella sobre todo. Mantenerla a salvo. Pero me cuesta mantener la cabeza centrada. Doscientos sacapuntas y ojos colgando del nervio sobre las mejillas y gritos y súplicas y por favor y un montón de costrones más. No es tan limpio como cuando lo era entonces, no es limpio, no lo es ni de cerca no lo es en absoluto es tan sucio.

Cada vez que quiero hacer un respiro me dicen que no se puede que tenemos que seguir en ello que estamos cerca de conseguirlo y que tengo que tomar la decisión correcta y yo firmo y continúo y es eso sobre todo y mi hermana y firmo y