Algo que noto relacionado con los dientes es que se está invirtiendo una tendencia que hasta hace poco pensaba que era un rasgo de mi personalidad. Ese camino de casa al curro yendo en sentido contrario a la dirección habitual (la gente va a Madrid por las mañanas, no vuelve), viendo ese montón de caras pasando frente a mí y yo siempre quería encogerme encogerme fundirme con el volante que no me vieran que me dejaran en paz. Ahora, sin embargo, me fijo en los detalles en lo que llevan puesto en qué cara tienen si parecen descansados si han dormido bien si están sonriendo, si el sol les está deslumbrando o si parece que están llegando tarde porque miran nerviosos al de delante y se exasperan. Antes era un desfile insoportable y diario y ahora es como pasar la tarde mirando escaparates dejando pasar pasar el tiempo entre los dedos cerrándolos un poco casi nada para entorpecerlo y retrasarlo un rato.
Año: 2020
alucinación de mediodía
da algo de pena y vergüenza
pensar en lo que has hecho y no
lo que sigues haciendo y no
a dónde vas o de donde has venido y no
porque el tiempo es una goma seca
que estira hasta que parte
y uno quiere
querría
que en algún momento hubieras encontrado
el esfuerzo verdadero (hay tantos…)
ese que no sabes reconocer
y lleva siempre a alguna parte
desde la que mirar atrás con suficiencia
(dicen que es orgullo, pero nunca lo es)
no sé, quizá te has dado cuenta
del giro publicitario, la moraleja del asunto,
el engaño del entretanto
pero
da algo de pena y arrepentimiento
no estar donde ibas a estar
haciendo lo que no haces,
estar como entonces, como siempre
porque
necesitarías descansar un poco
apoyar la cabeza en la almohada
y
ahora no puedes
sol
Un baño de sal largo, un par de horas tocando y diez kilómetros caminando. Comer con la madre y esta tarde tocar y escribir el naniwrimo veteado de versiones. Por la noche cervezas y dibujar hasta caer rendido.