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en el filo

Es complicado estar vivo. Mantenerse cuerdo, si es que eso significa algo que podamos comprender, con lo que podamos hacer algo. Centrarse para estar en un sitio y no en mil a la vez en el intento de llenar las horas con sentido. Comprender que no somos nada y que no importe, comprender que no vamos a ninguna parte y que siga sin hacerlo. Ser algo, ir a alguna parte, pero conscientes de lo de antes. Aportar lo que puedas, sin que sea importante, disfrutar el sinsentido y el sentido.

Ánimo, Guille.

por la tarde

El muy cabrón sigue ahí, pero sé que es algo que durará exactamente lo que dure, así que intento hacerle algunas fotos mientras tanto. Pero no sé para qué. Porque sé que no las voy a mirar demasiado, sé que no las voy a mirar jamás voluntariamente, no voy a ir buscando justo eso. Me he acostumbrado a que las cosas en la vida dejan de estar de un momento para el siguiente y… pues ya está. No hay mucho más que decir. Mi padre vivió hasta un domingo por la tarde, hubo quien se piró un domingo por la tarde, y seguramente por todo eso le tengo un pánico irracional a los domingos por la tarde. Así de lógico. Así de inevitable. Es lunes, aún está lejos. Toparé con las fotos cuando tenga ochenta años o yo qué sé, y me acordaré del tipo y me diré a mí mismo que estuvo bien. Mejor acordarme de eso que del curro o de las cosas que nos rodean o acordarme de los achaques que tenga entonces, que seguramente sean muchos y, desde luego, justos y merecidos.

En eso estoy, escribiendo mierda a manos llenas. Ni siquiera me lo paso bien. Me agobio. No sé decir lo que quiero decir, pero sigo intentándolo. Escribir se ha convertido con el tiempo en algo así como una terapia. Ha pasado de ser una impostura a ser una forma indolora de resignación. Bueno, todo va bien pero no me llena, todo va regular pero no me llena, nada va mal pero no parece ser suficiente del todo, así qué ¿por qué no? No va a ninguna parte, pero me pregunto a dónde conduce el sumidero de todas las horas que he vivido, y que sigo viviendo, pensando en vivir luego. Esto es lo mismo pero algo mejor. ¿A dónde conduce? Ni idea. Al menos de este modo recuerdo cosas que no han sucedido como si fueran propias. Es bueno, malo, regular, pero es algo. No me lo paso bien, pero de algún modo que no comprendo tiene sentido. Por eso sigo.

Cae la noche en el sumidero. Estoy escribiendo sobre un tipo que no me cae bien. Miro por la ventana, aún se ve el día mientras se escapa. Después, cuando venga la noche, las luces que recargan las baterías durante el día brillarán (ya lo hacen, idiota) y, de nuevo, será algo menos que nada. Algo tiene que significar todo esto. La vida es un asunto tremendamente de mínimos, lo que nos hace felices raramente quiere decir algo o afecta a alguien más que a nosotros mismos. A veces lo olvidamos y ya no nos hace felices ni siquiera a nosotros. Intento apisonar eso con la fuerza de mi cerebro, de mis defectos, de mis vicios. A veces lo consigo y sonrío y es estupendo.

Un asunto de mínimos tolerables.

grupo y escasez

Dicen:

No vamos a permitir que gobierne tal o cual. Cuando ganemos gobernaremos para todos los españoles.

Excepto para tal y cual, entiendo. O a pesar de tal y cual. El problema de centrar tu campaña electoral en excluir a parte de la población sobre cualquier otro concepto (que no argumento) es que si ganas tienes que seguir huyendo hacia delante. Y no, no puedes gobernar para todos los españoles si deslegitimas a los que no te interesan. Quieres decir que vas a gobernar para los tuyos, para los que son como tú, para los que tú consideras correctos. Los demás dejan de existir, pero sigues hablando de todos los españoles porque suena generoso, porque quieres dar a entender que tú, pese a todo, eres más benigno que los otros.

Jugar con el fuego de la exclusión es peligroso. Da votos porque somos seres clánicos más preocupados por lo que percibimos como la supervivencia de los nuestros que por algo así como la verdad. ¿Con qué humillación vas a reconciliar a ese segmento después dentro de nuestro grupo, o no tienes previsto hacerlo? ¿Cómo vas a gobernar para todos los españoles si grandes segmentos de la población han dejado de serlo?

Juegan con los elementos que manipulan lo emocional de nuestro cerebro, como la escasez (de tiempo: otros cuatro años de Sanchez dejarían el país en una situación irrecuperable, hay que actuar ahora), porque reacciona muy de un modo muy concreto ante ella: le provoca un efecto tunel que hace que el votante deje de percibir el resto del paisaje, o ni siquiera necesitarlo para formarse una rápida imagen de peligro y decidir una acción. La inmediatez, el combate singular, el ahora o ya será tarde. Ceguera inducida de lo falso crítico.

No hay más que sacar el mensaje emocional y repetirlo machaconamente hasta que despierte nuestros instintos. No sólo están generando división, sino que están sacando rédito político de un modo tan desesperado que es su único caladero. Es, literalmente, vivir del odio.

Y eso lo pagaremos todos tarde o temprano (será temprano). El ser humano, cuando percibe al otro como otro, se vuelve violento por mera supervivencia. El otro es, a lo sumo, alguien con quien competir por recursos, alguien que mejor si no está.