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barro

Tras llover los colores son más intensos. La humedad se cuela en los pulmones. Caminar es más fácil, cansa menos, se disfruta más.

Tienes que intentar mantenerte siempre en la sensación de no estar perdiendo el tiempo. En la de no estar adelantándolo para pasar con prisas a otra cosa.

knockin’ on heaven’s door


|descarga|

Mama take this badge from me
I can’t use it anymore
It’s getting dark too dark to see
Feels like I’m knockin’ on heaven’s door

Knock-knock-knockin’ on heaven’s door
Knock-knock-knockin’ on heaven’s door
Knock-knock-knockin’ on heaven’s door
Knock-knock-knockin’ on heaven’s door

Mama put my guns in the ground
I can’t shoot them anymore
That cold black cloud is comin’ down
Feels like I’m knockin’ on heaven’s door

Knock-knock-knockin’ on heaven’s door
Knock-knock-knockin’ on heaven’s door
Knock-knock-knockin’ on heaven’s door
Knock-knock-knockin’ on heaven’s door

Knock-knock-knockin’ on heaven’s door
Knock-knock-knockin’ on heaven’s door
Knock-knock-knockin’ on heaven’s door
Knock-knock-knockin’ on…

qué, qué

Has vuelto del curro. Has terminado de caminar los 8 mil pasos diarios que empezaste esta mañana a las ocho y algo con prisas y que son un bulo, pero que te sientan mucho mejor que no caminar en absoluto. Has limpiado el baño, la cocina, hecho la comida para mañana. Has barrido la terraza, saludando a los de enfrente con interés. Para interés, el suyo. Has fregado el suelo y aún es de día. Has escrito un rato. Basura, pero un buen rato. Has acumulado mierda para revisarla otro día y deprimirte entonces. Te has encendido un cigarro, abierto una cerveza, instalado el último juego que has comprado y has ahogado un grito. Has recogido los cacharros de lo de la comida y has puesto un lavavajillas. Estás pensando en bajar al chino a por más cerveza, para que no se quede corta. Las sandalias no te han hecho daño esta vez, como si quisieran reforzar la idea de que todo es correcto. Has limpiado con un paño la encimera y ha quedado como si te hubieras acabado de mudar aquí.

Has limpiado el baño. Qué. Qué. Estaba limpio excepto un par de pelos largos de tu cabeza, así que te has limitado a pasar una bayeta por encima con el producto para baños que no puedes distinguir del producto para microondas, del producto para suelos, del producto para limpiarte los sobacos. Luego has fregado el suelo. Y mañana es viernes y eso está bien. Has movido las pesas de sitio con la idea de ejercitarte un rato, pero son un coñazo. Has escuchado un podcast sobre algo que no recuerdas nada más apagarlo. Has actualizado el sistema operativo de todos los dispositivos que tienes en casa (móvil, portátil, sobremesa, raspi servidor, raspi home multimedia). Ahora vas a coger el guitarlele a ver qué tal. El día empezó a las siete de la mañana con el baño perezoso de sal, y han pasado un montón de cosas desde entonces.

Has ahogado un grito. Entre tanto. Te duelen los dientes, pero no demasiado. Sobrevuelas las cosas mientras aún es de día y la noche no termina de meterse dentro. Y entonces qué. Qué. Qué.